Un desierto en la provincia del sol y el vino

Por Noelia Casas (@noecasas.ph)

Edición: Florencia Romeo ([email protected])

Los árboles de la emblemática Ruta 40 ya se tiñen de tonos amarillos y ocres, el otoño está a pleno y son el mejor escenario para recorrer los 110 kilómetros hasta llegar al departamento de San Carlos desde la capital de Mendoza.

Llegamos pasado el mediodía, nos acostamos a dormir la siesta, el pronóstico anunciaba viento sonda. Cuando nos levantamos, las hojas y la tierra bailaban al compás de un vals donde el único testigo era la Cordillera de los Andes.

Preparamos el mate, acompañado con las típicas raspaditas, y ya coordinamos con nuestro guía para la aventura que se daría al día siguiente.

Al otro día nos levantamos temprano, desayunamos y nos fuimos caminando 5 cuadras hasta el local de turismo que habíamos contratado, ya que la excursión no se puede realizar sin un guía local.

En el ingreso a Huayquerías se observa el cambio de suelo, de piedra y arena. Además, los paredones comienzan a ser más elevados. Foto: @noecasas.ph

Nos subimos a la camioneta, atravesamos el centro comercial y ya a 10 minutos nos estábamos dirigiendo por campos privados a lo que es el Desierto de Huayquerías.

Bajamos del vehículo y comenzamos a caminar. A nuestra espalda, la Cordillera, con algunos picos nevados, nos acompañaba. Luego de unos minutos, nos metimos por un laberinto de paredones de arena y arcilla que alcanzan unos 50 metros de altura, producto del agua de hace siglos.

Aunque la zona se conoce como «El cañadón de la Salada», pertenece a lo que se llama desierto de Huayquerías, que en lengua quechua quiere decir «zanjones provocados por la erosión» o «Lanza de agua», según el idioma mapuche y pehuenche de los habitantes de la zona de San Carlos.

El sol comienza a filtrarse por entre los cañadones. La textura de las paredes transportan a un viaje sensorial. Foto: @noecasas.ph

Visitar el Desierto de Huayquerías es sumergirse en una aventura sensorial de unas 2 horas de duración, donde reina el silencio y sólo el canto de algún pájaro nos interrumpe y nos recuerda que no estamos solos.

Los espejos de agua aparecen y desaparecen en el recorrido, en medio de los paredones. Foto: @noecasas.ph

En los 7 kilómetros, entre ida y vuelta, se puede acariciar los paredones donde la arcilla deja un rastro de aspereza en nuestras manos, escuchar el agua que en ciertos lugares corre a nuestro paso, observar insectos de gran tamaño como así alguna serpiente buscando esconderse.

En nuestro recorrido se observan pichones de búho, cuya madre no les quita los ojos de encima a los visitantes. Foto: @noecasas.ph

Cada paso que damos el paisaje cambia, los colores se transforman y el sol se va metiendo entre medio de los cañadones. Al volver hacia atrás el desierto no es el mismo, nosotros tampoco y la inmensidad que se encuentra delante de nuestros ojos nos hace pensar en lo pequeños que somos.

Sin lugar a dudas, una experiencia única para realizar en la provincia de Mendoza.

Final del recorrido. Foto: @noecasas.ph

Datos útiles

  • Las excursiones se contratan y salen de la terminal de ómnibus de San Carlos, RN 40, km 3193.
  • En las noches de luna llena, la Dirección de Turismo de la Municipalidad de San Carlos suele realizar un recorrido nocturno, que muchas veces culmina con música y brindis con vino de la región.
  • El Desierto de Huayquerías se encuentra en la región del Valle de Uco, donde se pueden visitar distintas bodegas y recorrer un tramo de la vieja ruta 40, haciendo trekking entre las fincas.

Anfiteatro natural en medio del desierto. Foto: @noecasas.ph