Por Lola López Quai ([email protected])
Tania ‘Nena’ Baltazar Lugones nació en la región de Yungas de La Paz, Bolivia. En 1992 fundó la ONG Comunidad Inti Wara Yassi (CIWY) junto con otros activistas para realizar acciones en defensa del ambiente y rescatar animales que han sido víctimas del tráfico de vida silvestre. En diálogo con El Café Diario, explica que este es un delito grave que no termina de ser penalizado.
¿Por qué es importante conservar la fauna?
La biodiversidad y los ecosistemas nos brindan servicios esenciales para el bienestar humano. Nos otorgan oxígeno, alimento, vestimenta y salud. Distintas comunidades que tienen un estrecho vínculo con la naturaleza se reconocen en relación con la cultura alrededor del mundo. Dependen de ella para subsistir y transmitir tradiciones locales. Para la ciencia, los ambientes naturales constituyen fuentes de estudio permanente, así como también de material genético. Hay más razones, pero en esencia, atacar el entorno y atacar a la naturaleza es, a la larga, atacarnos a nosotros mismos. Si no sabemos utilizar de manera lógica y equilibrada los recursos que la naturaleza nos ofrece, estamos rompiendo una cadena de equilibrio y armonía que se volverá en nuestra contra.

Se dice que hay más conciencia ambiental, pero parece que la fauna silvestre está cada vez más amenazada. ¿Por qué?
En un mundo globalizado en el que con solo un clic puedes encontrar maneras fáciles de obtener dinero, los medios de comunicación y las redes, que son muy positivas en su mejor uso, también pueden ser negativas para la propagación de delitos como el de tráfico ilegal de fauna silvestre.
Un delito poco regulado y controlado
¿Qué sucede con el tráfico de vida silvestre como delito?
Sabemos que está estrechamente vinculado con otros como narcotráfico, tráfico de armas y de personas. Como el tráfico de vida silvestre está tan poco regulado y controlado, con penas muy cortas al menos en Bolivia, las personas piensan que merece la pena arriesgarse a cazar jaguares, monos o aves por unos cuantos pesos, considerando que estas personas no tuvieron acceso a una educación ambiental y que la presión económica juega un papel clave.
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¿Se cumplen los tratados internacionales de protección?
No. Al menos no aquí. Esta normativa debe reflejarse en políticas claras y específicas de los Estados miembro. De otra manera, no tienen una gran repercusión en los delitos contra el ambiente que se dan todos los días.
¿Por qué aún hoy es un gran negocio?
En Bolivia no hay una persona sentenciada que esté cumpliendo su pena en la cárcel. El año pasado sentenciaron a dos ciudadanos chinos por el tráfico de 185 colmillos de jaguares y pumas, pieles de ocelote y cuernos de venado, entre otras especies encontradas. Se suspendió la audiencia al menos 17 veces por artilugios legales y cuando salió la sentencia, a una de ellas se le dieron tres años. Al ser una pena menor, pudo acogerse a medidas sustitutivas. A la otra persona se la sentenció a cuatro años. Sin embargo, el ciudadano chino se escapó y a la fecha no se sabe nada de él.
Acciones pequeñas de gran impacto
¿Cómo podemos contribuir al cambio de conciencia?
A través de acciones pequeñas como desenchufar tu cargador de celular mientras no lo uses, evitar el uso de plásticos, bajar el consumo de carne, usar más la bicicleta, entre otras mil acciones que ayudan a darle un respiro al planeta. Muchas veces pensamos que el cambio individual no tiene efecto, pero no consideramos que este cambio es contagioso, que el asumir conductas responsables hacia el medio ambiente y comentar sobre ellas con la familia, amigos, compañeros de trabajo, hace que esas conductas se repliquen. De pronto, el pequeño cambio propio tiene un impacto enorme.