Por Guillermo Tagliaferri ([email protected])
Edición: Florencia Romeo ([email protected])
La otra de teatro Limítrofe. La pastora del sol refleja el terrible caso de Gabriela Blas, una mujer aimara víctima de prejuicios por su origen étnico, su cultura, su condición de madre soltera y su pobreza, tras la desaparición de su pequeño hijo en el altiplano de Chile.
Basándose en esta historia real, el autor chileno Bosco Cayo, en una versión libre, poética y emocionante y con tintes humorísticos por lo absurdo, representó el calvario de la desdichada pastora.
En julio de 2007, Gabriela –interpretada por Mariela Kantor– salió a cumplir su rutina laboral como paseadora y cuidadora de llamas, llevando sobre su espalda a su hijito Domingo, de 3 años.
En determinado momento descubrió que le faltaban dos llamas y salió a buscarlas, dejando al niño a resguardo. Al regresar, su hijo no estaba donde lo había dejado. Allí comenzó su desesperación, con una larga e infructífera búsqueda.
Solicitó ayuda en un puesto de carabineros (policía chilena), pero fue tratada como sospechosa y hasta la acusaron de haber matado al niño.
Los diálogos con la carabinera –papel a cargo de Graciana Urbani– son muestra del destrato y la humillación que sufren muchos miembros de pueblos originarios.
Gabriela pasó por dos procesos judiciales, sufrió apremios ilegales, acusaciones totalmente injustificadas, sin ser visitada por su familia y su otra hija fue dada en adopción a una familia del exterior.
La obra, dirigida por Florencia Bendersky, alcanza un alto lirismo, poniendo el acento sobre el personaje protagónico y creando en su torno un coro de mujeres aimaras –interpretadas por María Pastur, Alejandra López y Elizabeth Cancino–, solidarias y perseverantes hasta las últimas consecuencias en su búsqueda de justicia para la pastora.

El abogado defensor –Sergio Grimblat– se siente impotente ante el silencio y la resignación de la víctima.
Aunque las actrices y actor son argentinos, todos los diálogos están formulados con tonada y acento chileno y abundan palabras y modismos utilizados del otro lado de la Cordillera de Los Andes.
En el cierre de Limítrofe, la pastora del sol, que va por su tercera temporada, la voz en off de Patricio Contreras cuenta el final de la historia y hace un alegato sobre el sufrimiento y la discriminación que apunta hacia la población autóctona.
Jazmín, una aimara valiente y decidida
María Pastur –actriz formada en la escuela de Augusto Fernándes, Daniel Casablanca y en la técnica de improvisación con Osqui Guzmán; estudió canto, melodrama y clown– interpreta a Jazmín, una de las activistas aimaras que lucha pidiendo justicia por la Pastora. Temperamental, decidida y valiente.
Un verdadero tour de force, en el que combina sus recursos artísticos con exigentes movimientos utilizando una sola pierna (sin ánimo de spoilear: en el transcurso de la obra, su personaje resuelve amputarse una pierna como medida de protesta ante la injusticia cometida contra la pastora). De todo esto habló con El Café Diario.

¿Qué la cautivó de la historia y de su personaje?
Entré después que hicieron la temporada en otra sala, Timbre 4, para a reemplazar a otra actriz. Fue muy veloz mi preparación, pero nada… me dieron el texto para leer y de inmediato dije: «La quiero hacer«. Me atrapó de entrada, fue espectacular.
¿Conocía el caso de la pastora?
No, no conocía nada de la historia. Cuando me dieron el texto empecé a investigar sobre el tema. Es una historia increíble. Es de un autor chileno, Bosco Cayo, que la escribió a los 26 años.
Un hecho que, lamentablemente, se repite: la discriminación y el maltrato a la mujer, sobre todo si es de origen humilde.
Sí, una historia muy fuerte, siempre las mujeres son las más castigadas. Sumale que era pobre y de un pueblo originario.

¿Cómo es la preparación y concentración para hablar en con acento chileno?
Yo había vivido un tiempo en Santiago de Chile y, si bien tenía el oído un poco acostumbrado, me tuve que preparar. Ensayando sola, hablando con ese acento en mi casa todo el día. A mi marido le quemé la cabeza (risas).
Caminar, con tanto despliegue, en una sola pierna también requirió una preparación especial, ¿no?
Me costó y lo tuve que practicar bastante. Me llevé las muletas a mi casa y la usaba para andar por el barrio y por la plaza. Además, tenía que ponerme hielo en la rodilla, porque se me hinchó mucho. Fue toda una preparación especial, ahora ya estoy acostumbrada.

Se nota mucha coordinación arriba del escenario.
Actúo con el mejor elenco del universo, son todos unos grosos, es un elenco espectacular. Incluyo a Florencia (Bendersky) la directora, a Julio (López) el iluminador… Somos como una familia ya, tenemos una simbiosis, es algo muy lindo que se armó.
Limítrofe, la pastora del sol
Chile 2080, CABA
Sábados a las 20
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