Por Guillermo Tagliaferri ([email protected])
Edición: Florencia Romeo ([email protected])
¿Quién puede definir qué es «lo mejor» para un niño? ¿Su madre? ¿Su padre? ¿La ciencia? ¿El «sentido común»? ¿Un compañero de juegos? ¿Quién puede ser su mejor «vocero»?
Son interrogantes que surgen en Jugando en un tiempo dormido, obra teatral que bucea acerca del posible lugar en el que, a veces, los adultos intentan ubicar a un niño: como un juguete más, en el acotado universo de una vida compartida.
Esta conmovedora obra, que se presenta en Polonia Teatro, muestra el momento de decisión de una pareja y de un particular joven conviviente. Una encrucijada familiar se abre ante las circunstancias que tienen a un hijo como objeto. Sus protagonistas se enfrentan al cambio y toman posición: adaptarse a una amarga realidad o aferrarse a una vida de sueños.
Emiliano Delucchi, Agustina Sáenz y Lucas Álvarez, con la dirección general de Lizardo Laphitz, interpretan a Diego y Lily, la pareja que atraviesa el conflicto, y Rafael, un tío muy especial, habitantes de un pueblo en decadencia y atraviesan una crisis por circunstancias movilizantes que afectan a su pequeño hijo, Julián.

Un agobiado Diego siente que su vida no se parece en nada a la imaginada en su juventud, mientras su medio hermano, Rafael, se aferra a otra vida, sostenida por el juego, la imaginación y los juguetes artesanales que fabrica.
En este contexto, Diego y Lily toman una decisión que desestabiliza la rutinaria y sensible vida de Rafael, quién, en su propia defensa, y tal vez, la de su sobrino, someterá a la pareja a una situación máxima tensión.
Se mezclan el contrapunto y la tensión que representan varios aspectos de la vida: por un lado, las exigencias de la vida cotidiana y social, la obligada interdependencia con los otros, y un dejo de hipocresía frente a la vida orientada por la imaginación, lo lúdico, la sensibilidad, los sueños, el decir desinhibido y cierto rechazo a la adaptación social y a sus normas, por el otro.
La madre y un problema actual
Agustina Sáenz, actriz con pasado en Casa de Muñecas, A la Deriva y Lo que no fue, entre otras piezas teatrales, interpreta el papel fuerte y dramático de Lily. Al finalizar una de las primeras funciones, respondió a la entrevista de El Café Diario.
¿Cómo encaró una obra tan dura?
La temática es bastante fuerte. La verdad es que el autor, Jorge Giglio, se juega con un tema que está muy en boga en la sociedad, muy candente, y es un tema muy fuerte. La mirada de la sociedad, cómo vemos al otro si es diferente, los prejuicios, esa parte me toca a mí como actriz de la obra, Sí, es muy interesante.

¿Qué le llamó la atención cuando recibió el guion?
Lo primero que me impactó fue que se visibilice la temática que está tan vigente, es esto de poner una etiqueta inmediatamente a un chico, medicarlo, tratar de encasillarlo en un lugar. Conozco chicos con esta problemática y enseguida la ansiedad de los padres, por ejemplo, de querer que pase de grado a la edad correcta. Que hagan lo que esperamos los padres, lo que la sociedad indica que debe ser.

El miedo ante la diferencia.
Claro, y todo esto pone en cuestionamiento que hay personas que funcionan de otra manera, que están en el mundo para otras cuestiones. Y no por eso son ni enfermos mentales, ni anormales, ni podemos estandarizar una problemática y medicar a todo el mundo. Eso es lo que más me impactó.
En la vida real, y en Jugando… siempre existe una persona que ve la situación desde otra perspectiva.
Y sí, siempre hay algún rebelde en la familia. En esta obra es el caso del tío, que es mal mirado. Siempre hay alguien raro, distinto, porque no hace lo esperado.
Jugando en un tiempo dormido
Fitz Roy 1475, CABA
Sábados a las 20
Entradas en boleterías del teatro o en Alternativa Teatral