Soledad Deza: «Ante la violencia de género, la respuesta estatal no es suficiente»

Por Inés Tiphaine ([email protected])

Edición: Florencia Romeo ([email protected])

Un informe reciente del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano, que dirige La Casa del Encuentro, señala que desde el 1° de enero al 28 de febrero de 2023, se produjeron 51 femicidios, 1 trans/travesticidio y 4 femicidios vinculados de varones. Es decir que, en apenas 2 meses, en Argentina ya suman 56las víctimas de violencia de género.

Pero no son las únicas cifras que preocupan. Además, 45 hijxs quedaron sin madre; el 58% de ellxs son menores de edad; el 64% de los agresores eran parejas o exparejas y el 37% de las víctimas tenían entre 19 y 30 años.

Soledad Deza, la abogada conocida por haber llevado adelante algunos casos delicados, de gran visibilidad mediática, también es fundadora de la Fundación Mujeres por Mujeres y una referente al momento de hablar de la violencia de género. La entidad es una organización feminista comprometida con la defensa de los derechos humanos de las mujeres y diversidades, dedicada a la promoción de una ciudadanía plena con enfoque de género e interseccionalidad sin fines de lucro. El trabajo profesional en casos de violencia doméstica se solventa con las contribuciones voluntarias de particulares y con los honorarios (que no cobran) de las abogadas que se involucran.

Deza junto a Dora Barrancos en el 3º Congreso de ESI. Foto: Instagram.

En el Mes de la Mujer, El Café Diario dialogó con Soledad Deza para hablar de la agenda feminista, el papel del Derecho en el acompañamiento de las víctimas y el trabajo de la Fundación.

«Para mí el problema de la desigualdad de género no es el Derecho, así como el Derecho no es la ley –dice Deza–. El problema está en cómo se interpreta el Derecho, porque puede ser una herramienta para corregir las desigualdades, o servir para consolidar las desigualdades. Ahí está la clave«.

¿Cómo se lucha contra esas desigualdades?

La desigualdad hay que asumirla como una herramienta transformadora de la realidad, pero para eso necesitamos operadores y operadoras del Derecho, que se comprometan a utilizarlo como una herramienta de cambio social. Los cambios tienen que ir de arriba hacia abajo y también de abajo hacia arriba.

¿Cómo procede la Fundación Mujeres por Mujeres con una persona que atraviesa un caso de violencia?

Desde la Fundación asesoramos consultas por violencia, pero nos resulta imposible tomar todos los casos que se derivan de las consultas que recibimos. Entonces, lo que podemos asegurar es un espacio de escucha empática y asesoramiento. Después derivamos a los mecanismos de género que tiene el Estado para canalizar este tipo de conflictos. Por lo general, tratamos de tomar los casos más graves.

¿Por qué no pueden tomar todos los casos que se presentan?

No podemos tomar todos porque no tenemos el respaldo ni los recursos. Somos una organización que no recibe subsidios del Estado y creemos que parte del activismo de una ONG es lograr que los mecanismos del Estado funcionen. Entonces, lo que hacemos son derivaciones escritas hacia las diferentes reparticiones que trabajan con las temáticas de género.

Soledad Deza es una de las fundadoras de la Fundación Mujeres x Mujeres.

¿Qué función cumple en la actualidad el movimiento Ni Una Menos?

Creo que Ni Una Menos ha tenido una función clave a la hora de visibilizar las violencias, entró en las agendas y ha diversificado su activismo en todas las localidades en Argentina. No creo que haya perdido protagonismo, sí creo que hay mucha más gente y muchos activistas trabajando la violencia de manera diferente, según sus propios contextos, y eso es muy positivo.

¿Cómo responde el Estado ante la violencia de género?

La respuesta estatal no está siendo suficiente. La estandarización de las respuestas conspira si se quiere contra un abordaje integral, contra una solución adecuada al contexto y a la autonomía de quien consulta. Tendemos a pensar que todas las situaciones de violencia son iguales y no son así. Cada persona tiene su contexto, cada persona tiene su capital simbólico, cada persona trae su propia existencia simbólica, a una situación de violencia.

Se pierde la dimensión individual de cada caso.

Es que las respuestas institucionales iguales frente a situaciones diversas no son aceptadas. Difícilmente van solucionar eficazmente un conflicto. Se ha hecho mucho pero queda mucho por fuera, sobre todo porque los problemas de violencia tienen una base que se asienta en los patrones culturales.

¿Cuál sería la solución?

No hay una sola, pero si la primera respuesta estatal no se compromete fuertemente con la ESI desde la infancia temprana, va ser muy difícil que se modifiquen esos patrones culturales y van a subsistir las masculinidades hegemónicas violentas y se va a propiciar, aún más, la subalternidad feminizada.

Para cerrar, Deza resalta: «La violencia de género debe pensarse en términos sociales, dejar de pensar un conflicto de este tipo como un asunto privado de las víctimas. Debe pensarse como un conflicto que es social y político, porque tiene que ver con roles sociales, con roles de género y con expectativas y condicionantes que agitan ese conflicto«.