Preocupa el crecimiento del cyberbullying

Inés Tiphaine ([email protected])

El fenómeno conocido como cyberbullying tiene lugar cuando un menor sufre amenazas, hostigamiento, humillación u otro tipo de ataques de forma reiterada y deliberada, por parte de otros menores, a través de medios electrónicos.

Según un informe elaborado por el Equipo Multidisciplinario de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, el 33% de los niños y adolescentes de América del Norte, Centroamérica y América del Sur y España, afirma haber sido víctima de ciberbullying o ciberacoso en el transcurso de la cuarentena impuesta durante la pandemia de coronavirus que afecta al mundo desde 2020.

El cyberbullying no es una novedad de la pandemia, pero el encierro impuesto
por la cuarentena ha potenciado sus acciones y consecuencias.

Un fenómeno en crecimiento

María Zysman, psicopedagoga y especialista en bullying y cyberbullying, es directora de la Asociación Libres de Bullying. En diálogo con El Café Diario habla del peligro de naturalizar las violencias y del valor de la prevención y la intervención temprana.

«El bullying está naturalizado y es la primera dificultad de la problemática», advierte la especialista, que además es autora del libro ‘Cómo prevenir e intervenir en situaciones de acoso escolar y cyberbullying, cuando el maltrato viaja por las redes’.

¿Qué es el cyberbullying?

Es el maltrato sostenido e intencional entre pares en edad escolar, que se da en plataformas digitales. La palabra es un derivado del término bullying, que es la acción de humillar a un par adolescente, ridiculizándolo, dejándolo expuesto al papelón. Cuando esto se dio en las redes sociales y en cualquier plataforma digital se le antepuso el prefijo cyber para definirlo. No incluye maltrato de un adulto a un chico, tampoco es sinónimo de cyberacoso.

¿Se incrementó el cyberbullying en la pandemia?

Durante la pandemia aumentó muchísimo el uso de las redes sociales por parte de los chicos. Esto, de alguna manera, se vio impulsado por la necesidad de estar permanentemente conectados con los amigos, pero también por la inclusión de las redes o del formato que se le da a las clases virtuales. También estalló una plataforma, Twitch, que tiene una cantidad de seguidores y participantes donde se ve que hay un intercambio atroz entre los chicos.

¿Por qué atroz?

Se comenzó a transmitir en vivo la vida privada de todo el mundo, en todo el mundo empezaron a compartirse intimidades en diferentes plataformas, y a buscar que esa vida privada fuera compartida. Esto, sin dudas, incrementó los datos que hay de cyberbullying, aunque no soy de manejarme con datos duros. Me parece que para medir el cyberbullying hay que observar una cantidad de variables que no siempre se tienen en cuenta.

María Zysman.

«Se incorpora un factor, que es el aburrimiento, una circunstancia que los chicos no pueden gestionar y se transforma en enojo…»

(María Zysman, psicopedagoga y especialista en bullying y cyberbullying)

¿Cuáles son las causas que suelen estar detrás de este hostigamiento?

Más que causas, hay cuestiones que facilitan el cyberbullying. Uno es la desinhibición que se genera detrás de una pantalla, uno se anima a decir cosas que no se atrevería a decir en persona, muestra cosas que no haría en persona. Entonces, asistimos a transmisiones en vivo de chicos que, después, son utilizadas para dañarlos y lastimarlos.

Sin inhibiciones

¿Por qué los chicos se animan a decir cosas que no dirían en persona?

Lo que aparece claramente es la dificultad para inhibir lo que uno quiere decir, entonces se generan situaciones en las redes, situaciones que serían impensadas en un encuentro cara a cara porque existe otro factor regulatorio: si yo te tengo adelante, me contengo o modifico o reprimo o reflexiono respecto a lo que podría decirte. El sufrimiento del otro es lo que va regulando lo que uno se anima a decir.

¿Eso no pasa en las redes?

Todo esto en las redes no existe, amén de que, además, en las redes hay una búsqueda despiadada por ser visto. Entonces, para conseguir ser vistos, a veces los chicos hacen cosas que, después, cuando las piensan, se arrepienten de haberlas hecho. También se incorpora un factor, que es el aburrimiento, una circunstancia que los chicos no pueden gestionar y se transforma en enojo. Ahí, las redes aparecen como una opción para descargar todo esto.

¿Por qué el ciberbullying se da también en los juegos online?

En los videojuegos los chicos juegan con otros que muchas veces son conocidos y en otras ocasiones no. Cuando juegan con conocidos se pone en juego el vínculo entre ellos y lo que sucede en el juego tiene consecuencias en la vida presencial. En los juegos, en las redes sociales, se puede expulsar a alguien de un juego o se puede dejar a alguien afuera. A veces esto se construye sin que haya ningún motivo, no es que un chico infringe normas del juego.

¿Cuáles son las manifestaciones que realizan un chico o una chica que estén atravesando cyberbullying?

Sus comportamientos cambian. Están muy ansiosos, muy desesperados y pendientes de las reacciones relacionadas a su teléfono. Ante cualquier notificación, van a salir inmediatamente a verlo. Se esconden mucho más, van a revisar el dispositivo más seguido. Pueden estar angustiados, aparecen trastornos del sueño, de la alimentación, todo esto puede estar relacionado con el mundo digital de los chicos.

Desafío para los padres

¿En cuanto a la prevención, los padres deberían prevenir el uso de las redes sociales?

La prevención se hace todo el tiempo. Lo que veo de manera cada vez más pronunciada es que el mundo digital de los chicos está muy lejos de lo que los padres consideran que puede ser un territorio problemático. Todavía hay muchísimos padres que se preocupan por Facebook, Instagram o Whastapp pero porque son las herramientas que nosotros aplicamos, las que conocemos y manejamos.

Los chicos andan por otros lugares, diferentes a los que transitan sus padres.

La realidad es que hay todo otro mundo en el que los chicos se relacionan, se expresan, se conocen, acceden, intercambian… Para los padres es una incógnita absoluta, no existe como opción. Hacerlo implica mucho tiempo, acercarse, buscar, informarse sobre la cantidad de lugares donde están los chicos. Entonces, si bien para prevenir no sirven la prohibición o el control excesivo, hay mucho para hacer.

Teniendo en cuenta los contenidos que contempla la Educación Sexual Integral (ESI), ¿la considera una herramienta valiosa para abordar la problemática del bullying en las escuelas?

Sí, está sumamente articulado porque trabajamos quién es el otro, hasta dónde el otro puede avanzar sobre mí. Hasta dónde yo le digo que sí o que no al otro, cuándo hay que frenar, qué es íntimo, qué es privado.

La ESI es más que eso, aborda fundamentalmente el vínculo con el otro, el respeto por uno mismo y por los demás. Además también está la posibilidad de trabajar cómo uno se exhibe, qué es lo que uno hace frente a la exhibición del otro. La ESI atraviesa todos los niveles de la educación y brinda la posibilidad de abordar esta temática.