Perú, el país con mayor tasa de mortalidad por COVID-19 en el mundo

Por Bridget Valdiviezo ([email protected])

Perú fue el primer país en Latinoamérica que decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, con toque de queda incluido, iniciado el 16 de marzo. Sin embargo, eso no impidió que sea la nación con una tasa de mortalidad récord durante la pandemia del coronavirus, tras confirmar que se han registrado más de 28.000 fallecidos y 621.997 casos positivos con infección en curso.

A pesar de que el Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF) tiene registradas 63.000 muertes en sus registros oficiales, y de que el Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades contabiliza a diario miles de defunciones sospechosas de COVID-19 (que de confirmarse elevaría el número de muertes hasta los 37.000), aún quedan 26.000 decesos por explicar.

Con los 28.277 fallecidos confirmados, la tasa de mortalidad del COVID-19 en Perú es de 86 fallecidos por cada 100.000 habitantes. De esta forma, el país se sitúa en el primer lugar del mundo, seguido por Bélgica, que registra 85 decesos por cada 100.000 habitantes, España y Reino Unido.

Entierro de víctimas de coronavirus en Perú.

Algunos miembros del Ministerio de Salud (MinSa) se encargan de revisar minuciosamente las actas de defunciones para dar credibilidad sobre las muertes originadas por el coronavirus debido a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los países mayor precisión en sus registros, de manera que brinden información fehaciente respecto a la agresividad del virus y las muertes posteriores.

Principales focos infecciosos

Uno de los puntos de contagios masivos se da en los mercados peruanos, debido a la gran cantidad de gente que se acumula, sumado a que no se adoptan las medidas de seguridad adecuadas. Pruebas hechas por el Gobierno han confirmado que más del 80% de los vendedores ambulantes es portador de la infección.

Además, se sabe que la cantidad de horas reducidas para salir a realizar las compras, el toque de queda y la alternancia en las salidas para hombres y mujeres en días separados, es lo que alimentó las aglomeraciones.

Algo similar sucedió en el transporte público, especialmente en la hora pico, a pesar de que en los primeros días el 90% de los automóviles en Lima frenaron su circulación.

Pruebas de detección de COVID-19 en las calles de Perú. (Foto: Gentileza Télam).

Pero a medida que la cuarentena se iba prolongando, muchos grupos familiares también se quedaban sin recursos económicos, por lo que decidieron regresar hacia sus provincias de origen pese a la prohibición del uso del transporte interprovincial y a los esfuerzos de las fuerzas policiales por controlar la situación. Esto originó que el virus se propague en el interior del país hasta llegar hasta las zonas más recónditas.

Subsidios gubernamentales

Para paliar la delicada situación económica, el Congreso de la Nación aprobó el retiro de dinero de los fondos de pensiones privados de 3,1 millones de afiliados, que extrajeron un total de 5.500 millones de dólares.

Además, el Gobierno lanzó desde el inicio de la cuarentena un programa de subvenciones y bonos para abastecer a las familias más vulnerables, lo que terminó causando más contagios a causa de los hacinamientos en las oficinas bancarias y los cajeros automáticos.

Voluntarios descargan víveres en los barrios más vulnerables de Perú. (Foto: Flickr)

Sistema sanitario insalubre

Las deficiencias en el sistema de salud es otro de los factores que acompañan la crisis en Perú, debido a que es mínima la inversión que se aporta a la salud, con una escasez de camas hospitalarias, cuidados intensivos y del elemento más preciado: el oxígeno. A todo esto se suma el hecho de que el personal médico está mal pago y que un solo laboratorio está capacitado para analizar la cantidad de pruebas necesarias para diagnosticar a toda la población en plena crisis. El colapso deriva en una falta casi total de camas para la internación de las personas enfermas.

El 70% de la economía informal también empuja la ola de contagios. Los colectivos de comerciantes se encontraban en el dilema de optar por la enfermedad o por el hambre, ya que la mayoría obtienen los ingresos día a día para cubrir sus necesidades mínimas. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) informó que el PIB del Perú cayó un 17,4% por el aislamiento social que se impuso a nivel nacional. Medida que tuvo una duración de por lo menos 100 días, pero que no se pudo sostener por mucho tiempo más.

De esta manera, los negocios informales empezaron a reactivarse y al Gobierno no le quedó otra alternativa que dar por terminada la cuarentena mediante un anuncio el 30 de junio. Sin embargo, la reapertura económica no ha podido apaciguar la caída de la economía y la consecuencia que ahora afronta el país es una recesión. Casi 3 millones de peruanos han perdido sus empleos.