Por Bridget Valdiviezo ([email protected])
‘Personas, no números’ es una serie de microdocumentales que rinde tributo a las víctimas argentinas de COVID-19, y busca no dejar en el olvido las historias de las personas detrás de las cifras que forman parte de las estadísticas.
Jorge Ponce Betti, director y publicista, es quien ha tenido la idea de crear los homenajes plasmados en mini documentales. «En medio de la pandemia las personas pasan a ser números y dejan de tener una cara, un nombre, una historia, ese razonamiento me marcó», dice Ponce Betti entrevistado por El Café Diario.
El principio de la historia
¿Cómo surge la idea de homenajear a las víctimas?
Esto comienza en marzo, al iniciarse la pandemia, tras ver una entrevista en la cual Lucila Gomez Mar pedía por favor que se recordara la memoria de Gustavo ‘Checha’ Mallo, su pareja, que acababa de fallecer en Italia víctima de COVID-19. Mallo es uno de los primeros argentinos que murieron en el exterior, cuando en Italia y en España se registraban alrededor de 200 decesos por día. Lucila hacía especial hincapié en que a ‘Checha’ se lo recordara como quien había sido y que no fuera un número más de los muertos por la pandemia. Eso me llamó mucho la atención, por la desesperación que ella tenía por mantener el recuerdo de la persona. Eso me marcó y es así como surgió la idea.
¿Cómo ha sido el proceso de realización?
Me comuniqué con Andrés Brenner, que es un amigo documentalista y director, un tipo muy sensible que trabaja documentales muy humanos y que ha estado en lugares de conflicto. Cuando le conté esta idea enseguida me dijo «hagámosla». Así que nos pusimos en contacto con Lucila, después con la hermana de ‘Checha’, con su sobrino, y en paralelo hicimos el primer documental, que fue sobre Marcerlo Peralta, otro argentino fallecido en España. Luego sumamos a Anahí Sinatra al equipo, también directora, y más tarde a productores, diseñadores e ilustradores. El proyecto lo desarrollamos en nuestro tiempo libre, tratando de ser funcionales.

La importancia de cada vida
¿Qué lo impulsa a seguir adelante con los microdocumentales?
Creo que hay algo en este proyecto que nos sigue maravillando, que es la importancia de cada vida, sin hacer diferencia entre personas famosas o no. Creemos que cada vida es digna de contar. Nos gustaría poder contar más, pero vamos al tiempo que podemos y le damos la importancia que se merece cada una.
De hecho, cada microdocumental no tiene un tiempo específico. En un momento pensamos que fueran de 10 o de 15 minutos de duración, pero finalmente decidimos que duren lo que tengan que durar para hacerle honor a la persona.
¿Cómo es la realización de las entrevistas a los familiares y amigos de las víctimas?
Generalmente entrevistamos a cinco o seis personas por homenajeado. Nos ponemos en contacto con ellos y hacemos las videollamadas. Como nos gustó el formato visual, lo adoptamos para contar las historias en los documentales. Pero también cabe destacar que hacer videollamadas tiene sus complicaciones porque muchos de los entrevistados son personas grandes a quienes les cuesta adaptarse a las nuevas tecnologías.

Gracias a estos encuentros virtuales conocemos a la persona que falleció, pero además, estas charlas han permitido que los familiares pudieran despedirse de sus seres queridos haciendo una suerte de catarsis, con mucha emoción. Más de una vez nos agradecieron haber podido expresar emociones que no habían podido exteriorizar hasta ese momento.
Crear consciencia
¿Cuál es la respuesta de la gente?
En general es muy positiva. Para nosotros es muy importante que el público perciba la autenticidad con la que trabajamos. A partir del crecimiento del proyecto, se sumó Gabriela Papurello, una psicóloga que se acercó a partir de un mensaje de Facebook, y gracias a ella se creó un departamento de psicólogos que le brinda asistencia a los familiares en cuanto a la pérdida que sufrieron y al proceso de duelo.
¿Qué es lo que buscan con los documentales?
Buscamos crear consciencia sobre algo que le puede pasar a cualquiera. Por eso, es importante mantener el cuidado de la salud, higienizarse, lavarse las manos, cuidar la distancia social y todo lo que ya sabemos. Cuanto más grande es el número de muertos, menos conciencia social hay. En cambio, cuantas más caras vemos y más historias conocemos, más consciencia tomamos.