Por Bernardo Falvella ([email protected])
Edición: Florencia Romeo ([email protected])
El footgolf se oficializó como deporte en Holanda en 2009. Con muy pocos años de vida y desconocido para mucha gente, se diferencia de otras disciplinas tradicionales por combinar características reglamentarias de dos deportes distintos: el fútbol y el golf.
En 2010 la actividad llegó a la Argentina para quedarse y se materializó en 2015 con la creación de la Liga Profesional. A nivel global, el avance, desarrollo y difusión se vio palpado en la organización del primer mundial, realizado en Hungría en 2012.

El Café Diario charló con el argentino Matías Perrone, símbolo y último campeón del mundo en Marruecos 2018. Nacido en San Isidro, es Licenciado en Comunicación habla sobre su trayectoria en un deporte al que admite haber llegado por casualidad. Sus primeros pasos y el proceso que lo elevó a la cúspide.
¿Solía hacer actividad física?
Siempre. No tengo dudas de que el fútbol representa el ochenta por ciento de mi vida, y el restante lo ocupan los amigos y mi familia, pero nunca jugué de manera profesional. Soy de esos “locos” que se jugaba cuatro partidos por fin de semana y que entrenaba mucho más allá de mi condición amateur, por elección. Me defino como el más profesional de los futbolistas amateurs.
¿Tuvo oportunidades en el fútbol?
Algunas. Pude probarme en Argentinos Juniors. Además tuve la chance de hacer pretemporada en el futsal del club All Boys, gracias a la invitación de unos amigos, y más adelante se abrió la puerta para entrenar en el predio de la AFA junto al equipo de fútbol playa. Distintas experiencias que me encontraron ligado a la pelota en todo momento.
¿Cómo se entera de la existencia del footgolf?
Lo conocí a través de las redes sociales, concretamente mediante una publicidad en Facebook. Me pareció interesante esta combinación de fútbol con golf y quise interiorizarme sobre el tema.
¿Cómo empezó?
En 2010 me animé a jugar el primer torneo, recuerdo que en ese entonces trabajaba en relación de dependencia y se me complicaba. Hice una pausa, volví a competir al año siguiente, pero fue en 2012 cuando me metí definitivamente de lleno en el mundo del footgolf, me enganché. Debuté en un torneo que organizaba la empresa Hyundai, empresa que publicitaba lo que sería el primer Mundial de footgolf en Hungría.
¿Cómo fue la experiencia?
Fui a competir a este torneo sin demasiadas pretensiones, terminé ganando la competencia y a los cinco días me encontré viajando a Hungría para participar de un evento mundial. Fue todo rápido y extraño. Imaginate que si actualmente el footgolf es desconocido para muchos, hace diez años más aún.
¿Cómo fueron las primeras prácticas de un deporte nuevo?
Cuando me inicié pensé que era fácil, un poco lo subestimé, tal vez por el hecho de haber jugado fútbol toda mi vida. No entendía que estaba realizando un deporte diferente. Cuando te interiorizás te das cuenta de que lo que hago ahora poco tiene nada que ver con lo que hacía. Es un poco luchar contra el ego del futbolista tradicional, contra el preconcepto. A los que lo subestiman, los invito a conocerlo.

¿Hoy cómo se define?
Con el paso del tiempo pude transformarme y hasta autorreferenciarme como footgolfista. Tenemos que entender que esto es una disciplina y darle el valor que merece como deporte.
¿Cómo es su preparación física para la competencia?
Al principio se trató de una rutina típica, similar a la de un futbolista. Con el tiempo me di cuenta de que había que agregar otras herramientas al entrenamiento porque mi rutina tradicional no me brindaba todo lo necesario para el footgolf.
¿Qué agregó?
Incorporé el trabajo de la salud mental, empecé a hacer yoga, meditación. Este deporte, al practicarse individualmente, condiciona de otra manera, porque en general quien viene del palo del fútbol no está acostumbrado a competir solo. En el footgolf la tranquilidad y la estrategia son claves, por eso es tan importante estar enfocado con uno mismo. Otras de las actividades que sumé a mi rutina fue la lectura, para activar la mente, y aprender golf para perfeccionarme en un juego que tiene cosas en común con mi actividad.
¿Qué importancia tiene aspecto estratégico en el footgolf?
Hay que hacerse amigo de la estrategia. Es la clave para desarrollar un buen torneo. Es entender que el juego es un hoyo a hoyo, golpe a golpe. Por ello, previo a los campeonatos, es importante aprovechar los días de práctica, porque en esos momentos es donde uno planifica. Lógicamente hay que saber contar con distintas estrategias.
¿Qué inconvenientes o prejuicios acompañan a este deporte tan nuevo para la mayoría?
Una de las complicaciones es que jugamos en campos de golf. Y una de las características del golf es que, por decirlo de alguna manera, bastante elitista, en el sentido de que es costoso… El mantenimiento de las canchas, por ejemplo. En general quienes practicamos este deporte fuimos o somos vistos como los futbolistas “que vamos a romperles las canchas” a quienes se dedican al golf. Con el tiempo se fueron dando cuenta de que no es así.
Perrone, el footgolf y un sueño que increíble: ser campeón del mundo
¿Cómo llega a participar de un Mundial?
Primero que nada hay que decir que, desde hace cuatro años, el footgolf tiene un circuito internacional, basado en un ranking mundial en el que cada competidor va sumando puntos, similar al sistema que tiene el tenis. La clasificación al mundial puede ser a través de esta sumatoria mundial, por la cual me clasifiqué, o mediante el desempeño en los campeonatos nacionales.

¿Qué se lleva de la experiencia mundialista que lo consagró?
Rescato que di lo mejor que tenía a mi alcance para llegar bien preparado al máximo certamen. Soy una persona que valora mucho el proceso.
¿Cómo fue compartir semejante torneo con un histórico de la selección argentina como Roberto Ayala?
Rescato cómo una persona de la élite del fútbol llegó a este deporte poco conocido, sin hacer ruido, con humildad. Muchas veces preguntándonos de qué se trata el footgolf, justo alguien que se codeó con los mejores del mundo. El Ratón salió tercero en ese mundial. Le hace muy bien al footgolf nacional y mundial tener referentes que compitan para lograr difundir cada vez más la actividad.
¿Cuáles fueron las claves para lograr ese título del mundo?
Primero que nada la preparación física. Y en ese sentido, resalto que para los deportistas de nuestro país siempre es un orgullo y se produce un cosquilleo especial al momento de representar los colores. Siento que es un plus más. Lo segundo que destaco es la concentración que pude mantener de principio a fin.
La actualidad del footgolf en territorio nacional
Argentina es uno de los países del mundo que más ha desarrollado la práctica, junto a naciones como Inglaterra, Francia, Inglaterra y España. Gracias a la difusión de los distintos torneos y a su propaganda, son cada vez más las personas que se animan a incursionar en una disciplina que no deja de ser llamativa por sus características reglamentarias.
¿Por qué cree que la gente se animó a sumarse?
Por su esencia. Es un deporte que te permite competir al máximo nivel, o simplemente hacerlo para pasar un buen rato con amigos. El hecho de patear una pelota ya es una buena excusa para querer conocerlo más. Uno de mis deseos es en algún momento poder ver más gente que se dedique únicamente a esta actividad.
¿Por qué en Argentina tardó más en consolidarse como deporte?
Por la subestimación… y creo que todavía sigue ocurriendo. Es normal que pase porque somos seres humanos, tenemos prejuicios. Es un deporte al que no estábamos acostumbrados. Hasta mis propios amigos alguna vez me han dicho “déjate de joder, qué vas a ir ahí a patear una pelota”.
¿El deporte tiene futuro en el país?
Sí, porque tenemos una base importante de jugadores, además de la existencia de ligas nacionales e internacionales. El mayor desafío que se presenta es poder conseguir más sponsors para dar un salto cuantitativo que le permita a un jugador poder ir a competir al exterior sin inconvenientes.
Detrás del jugador, la faceta solidaria
Forma parte de un movimiento con fines solidarios. ¿De qué se trata?
Junto a unos amigos integro un movimiento de acción social, con el que buscamos llegar a las clases sociales con menos posibilidades económicas. Lo hicimos en Sudamérica, a partir de un proyecto llamado Revolución Pelota. Recorriendo Sudamérica en una camioneta, viajamos y paramos en distintos potreros al costado de la ruta, regalamos pelotas y compartimos experiencias con las comunidades visitadas. Hemos llegado hasta lugares inhóspitos. Lo que buscamos con esto era básicamente que los chicos puedan tener contacto con una pelota, inculcarles el deporte.

¿Dónde se origina este movimiento?
En San Isidro, en el barrio La Cava tenemos las instalaciones donde trabajamos con escuelita de hockey, fútbol, ofrecemos apoyo escolar y además damos trabajo a aquellos jóvenes que lo necesitan. Aparte de esta actividad, ayudamos con tarea social a una comunidad de Tilcara en Jujuy, llamada Malka.