La vida y el fĂștbol en ‘Lo que hay en juego’, libro de Lucas Campos

Por MatĂ­as Medrano ([email protected]

Lucas Campos trae a la cancha de la vida el libro Lo que hay en juego, de la editorial Tinta Libre. Consta de 16 cuentos cortos sobre la conexiĂłn entre la propia existencia y el fĂștbol, con sus alegrĂ­as y tristezas; amigos y enemigos; compañías y soledades.

El amor, el desamor, la paz y la violencia; el temor y la valentĂ­a; la fe, la esperanza; los errores y las virtudes, son ingredientes que componen la vida misma y que el autor relaciona con el deporte que lo apasiona.

Comunicador social e hincha de Independiente

Lucas Campos (26) nació en Quilmes. Es Licenciado en Comunicación Social. Trabajó en De la cuna al infierno (programa partidario del Rojo de Avellaneda) y escribe desde su blog. En esta entrevista con El Café Diario, desarrolla su propuesta para los lectores.

Lo que hay en juego, cuentos sobre la vida y el fĂștbol, de Lucas Campos.

El amor, idea central de Lo que hay en juego

ÂżCĂłmo surgiĂł la idea de escribir este libro?

Todo comenzĂł cuando yo era estudiante de Deporte, en 2013. Tuve de profesor a Ariel Scher, quien me enseñó la literatura del fĂștbol y me incentivĂł a escribir.

Arranqué escribiendo cuentos, pero sin publicarlos. Hasta que en 2015 ingresé a un medio partidario llamado De la cuna al infierno, y allí tenía la tarea de escribir un cuento de cada partido de Independiente. Esa sección, que llamé Historia Roja, se hizo muy popular.

DespuĂ©s de eso, y de algunos reconocimientos, aprovechĂ© para escribir cuentos de fĂștbol, pero no ligados al Rojo, sino a la vida en general. Y, al cabo de varios años, casi cuatro, los recopilĂ© y tuve la iniciativa de publicar algunos.

¿Por qué eligió Lo que hay en juego como titular?

Lo que hay en juego, en realidad, es el cuento que da el nombre al libro, y fue el Ășltimo de esa selecciĂłn que escribĂ­. Es el mĂĄs extenso. Y decidĂ­ optar por ese nombre porque, antes de escribir ese texto, me preguntĂ© quĂ© es lo que hay en comĂșn entre el fĂștbol y la vida. SurgiĂł la idea del amor, relacionado con este deporte y con la vida.

Si vivimos por amor y jugamos o vemos fĂștbol porque tambiĂ©n lo amamos, tiene que haber algo en comĂșn entre estos dos tĂ©rminos. Creo que en la vida estĂĄ en juego, justamente, la vida misma, y, en el fĂștbol, la pelota. Pero ambas cosas no se mueven si no hay amor. Sin amor por vivir y sin amor por patear un esfĂ©rico -ambas cosas: la vida y el fĂștbol- serĂ­an tristes, casi sin propĂłsito. Entonces, finalmente, me decidĂ­ por ese nombre. AdemĂĄs, el resto del libro tiene historias de vida.

«Si vivimos por amor y jugamos o vemos fĂștbol porque tambiĂ©n lo amamos, tiene que haber algo en comĂșn entre estos dos tĂ©rminos. Creo que en la vida estĂĄ en juego, justamente, la vida misma, y, en el fĂștbol, la pelota…»

ÂżCuĂĄl es el objetivo de este libro?

Uno de los objetivos es poner en cuestiĂłn la idea de no llevar el fĂștbol para el lado del extremo. En los partidos de fĂștbol se gana, se pierde o se empata. Nos hacen felices o tristes. Se forja una vida y todas las cosas de la vida misma, que se mezclan con la pelota. Pero hay algo muy importante: el fĂștbol no es vida o muerte.

La vida, el gran partido

¿Qué historia de vida lo ha conmovido mås?

Creo que hay dos historias muy importantes. La primera estå al comienzo; es el cuento Lo que hay en juego, porque se refiere a un jugador que no sabe en qué lugar estå, y de repente somete su vida a un examen: cómo fue que la vivió, que la aprovechó. La segunda, estå al final; se llama Se trata de ser feliz, y es una historia real, que me tocó vivir en Salta, sobre un niño que me hizo planteos que hasta ese momento me parecían irracionales, aunque luego me convenció de que las cosas se hacen con el propósito de ser feliz.

Entre los dos cuentos, ÂżcuĂĄl elegirĂ­a?

Me quedo con el Ășltimo, porque incluye la palabra feliz; habla de la inocencia de un nene y es el remate de todo el libro. AdemĂĄs, es una historia real, una experiencia que tuve en 2019.

ÂżPodrĂ­a desarrollar brevemente esa historia?

En 2019 me recibí de Licenciado en Comunicación Social. Un mes después me fui a viajar por Salta y Jujuy, solo. Nunca había viajado así, pero creí que era un buen motivo para encontrar nuevas historias. Uno de los lugares que conocí se llama San Antonio de Los Cobres, un pueblo que se dedica a la minería, con gente muy humilde.

En ese territorio, mientras estaba sentado esperando el micro de vuelta, conocĂ­ a un changuito (asĂ­ le dicen a los nenes allĂĄ), y comenzamos a conversar. Me cantĂł algunas vidalas (canciones populares del norte de Argentina), pero no sabĂ­a que yo las conocĂ­a. La charla se dio de inmediato, y, por supuesto, arrancamos a hablar de fĂștbol.

Fue la primera vez que escuché de alguien, muy seguro, decir que era hincha de Boca y River, y, aunque yo creía que era en broma, el planteo que me hizo posteriormente aquel muchacho, que se llama Francisco, terminó siendo muy seguro, muy verdadero.

En realidad, quizĂĄs puede ser una percepciĂłn mĂ­a, pero la explicaciĂłn que me dio me bastĂł. Fue una charla muy larga, y el eje de esa conversaciĂłn fue que tenemos que hacer las cosas no por el Ă©xito, sino con el Ășnico fin de ser felices y hacer felices, en la medida de lo posible, a los demĂĄs.

Lo que hay en juego, de Lucas Campos.

Maradona en Lo que hay en juego

ÂżMenciona a Maradona en su libro?

Sí. Primero, en el cuento Lo que hay en juego se nombra a Diego. Y, luego, El pibe que jugaba de cinco solo tiene un pårrafo sobre la soledad de esos grandes genios. Y lo cita a Maradona. Se refiere, en parte, a toda la fama que tuvo el astro argentino pero, a su vez, lo poco o mal acompañado que estuvo.

Habla de lo que sienten estas grandes estrellas que son tan reconocidas; que en algĂșn punto pierden su propia vida, porque pasan a ser para los demĂĄs. Maradona terminĂł siendo de todos nosotros, fue del mundo. Pero nunca dejĂł de ser un humano, y, en algĂșn momento, eso pasa factura, porque nadie en el planeta estĂĄ preparado para soportar tanto nivel de exposiciĂłn.

La gente es feliz con el fĂștbol, pero tambiĂ©n es impaciente y compara, en vez de disfrutar a los jugadores, Âżcoincide?

SĂ­, coincido. Pero no creo que sea un pensamiento original; creo que es inducido. Vivimos en un mundo en el cual rige un sistema de competencia y de producciĂłn. Es decir, todo el tiempo tenemos que producir mĂĄs y mejor; eso hace que no podamos disfrutar plenamente de lo que conseguimos, de lo mucho o poco que tenemos.

Esto, en mi opinión, abarca a todas las profesiones. En todos los trabajos buscamos ser mejores, buscamos ganar mås, buscamos el éxito; pero pocas veces nos detenemos a pensar que quizås el éxito sea la serenidad como personas.

Frente a este panorama, ¿qué papel tienen los medios de comunicación?

Los medios de comunicaciĂłn estĂĄn, desde hace mucho tiempo, en una rueda que no para; necesitan vender ante la crisis econĂłmica del mundo, y por ese motivo, entre otros, instalan la idea de que siempre puede salir un jugador mejor y otro peor. Nunca se detienen en la vida que tuvo o de dĂłnde vino ese jugador, que es una persona.

Necesitamos que alguien sea el ejemplo de la perfecciĂłn. Que sea el mejor del mundo, que tenga personalidad, que nos identifique, que nos salve de la frustraciĂłn, que nos haga felices… Creo que hay que entender que no podemos hacer ninguna comparaciĂłn, simplemente porque todos somos diferentes.

ÂżLas comparaciones entre jugadores estarĂ­an de mĂĄs?

Maradona hubo uno solo; naciĂł en un lugar determinado, consiguiĂł logros determinados, se retirĂł en un año especĂ­fico. Messi naciĂł mĂĄs adelante, tuvo unos logros y otros no ha obtenido aĂșn. Pero eso no es motivo merecedor de comparaciĂłn, simplemente porque todos somos personas individuales con objetivos diferentes.

Comparar personas es de los peores actos que podemos realizar. Uno puede comprar un producto que se fabrica en serie, en una fĂĄbrica. Pero seres humanos no, porque gracias a la vida, todavĂ­a, no nos fabrican en una empresa, somos paridos por una mujer. Y todos somos diferentes y tenemos vidas diferentes. Eso nos hace Ășnicos, con defectos y virtudes.

«Ir a la cancha es un ritual»

Lucas Campos plantea similitudes entre la vida y el fĂștbol, en su libro Lo que hay en juego.

¿Qué es lo que mås extraña de ir al estadio?

Lo que mås extraño es ver a la gente alentando y cantando; siendo feliz, estando triste, pero estando. A mucha gente que no tiene ni un pedazo de pan en la mesa, le puede cambiar el fin de semana.

Tuve la oportunidad de cubrir un partido en pandemia y puedo confirmar que sin la gente no es lo mismo. El fĂștbol, principalmente, es de la gente.

«Tuve la oportunidad de cubrir un partido en pandemia y puedo confirmar que sin la gente no es lo mismo. El fĂștbol, principalmente, es de la gente…»

SegĂșn sus palabras, Âżir a la cancha es mĂĄs que ver un partido?

Creo que ir a la cancha es un ritual. No es solamente ver un partido de fĂștbol. Cuando vas a la cancha te juntas con amigos, con familiares o conocidos. Fuera de la cancha, ves que toda una ciudad se moviliza con la esperanza de ver ganar un partido; hay alegrĂ­a.

Dentro del estadio te volvés a ver con los que van a ese lugar de la tribuna; te llenås los ojos con el césped. Recibís al equipo, sufrís durante el encuentro y te vas contento si ganås y enojado si perdés. Pero, en todo ese rato, uno construye relaciones, conocimientos. Es una gran parte de la cultura de este deporte. Es una identidad muy grande.

Cuando uno va a la cancha, de una u otra manera, sigue reforzando la historia de algĂșn antepasado nuestro que iniciĂł el amor por ese club, sea un hermano, un padre, un tĂ­o o un amigo. Es imposible no ir en representaciĂłn de aquellos que ya no estĂĄn, y, en caso de existir fĂ­sicamente, estarĂ­an alentando al equipo, a nuestro lado.