Por Pablo Kulcar ([email protected])
La palabra zoofilia tiene dos acepciones en el Diccionario de la Real Academia Española. Estas líneas casan con la primera: «amor a los animales». Que el Cuerpo Especializado de Fiscalización y Control Ambiental (CEFCA) y la Justicia hayan vuelto a clausurar las jaulas de leones y tigres, y las de elefantes y guacamayos del zoológico de la localidad de Lujan, donde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo realizó la inspección correspondiente, es señal de eso, amor. Se acabó la promoción del contacto humano con animales en situación de hacinamiento.
Las autoridades volvieron a exigir que cese de manera urgente la publicidad que fomenta el contacto con animales y que se realicen reformas que eviten el ingreso de los visitantes a los recintos, “Hay constancias, evidencias de turistas que suben fotos y videos que demuestran que el contacto entre visitantes y animales”, explicó Sergio Federovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental.
Lo que dice la Ley
El artículo 8 del Decreto 2308/01, de la Ley Provincial 12238, prohíbe taxativamente que el público visitante ingrese a cualquiera de las jaulas de los animales expuestos. Esa era una de la más valiosas atracciones de dicho zoológico y que aún se continuaban permitiendo, muy a pesar de haber sufrido una primera clausura en julio de 2019, por permitir y fomentar esta conducta irregular.
La inspección también detectó irregularidades en la cantidad de animales que se encontraron en cada recinto. Con sólo comparar las declaraciones juradas propias del emprendimiento con la realidad relevada a simple vista por los inspectores, aparecieron las faltas.
Finalmente, hace sólo días atrás se realizó una reunión en el palacio municipal entre funcionarios de las áreas correspondientes y las autoridades del establecimiento para analizar la transformación del zoológico. Se comenzó a diagramar entonces, un esquema de reconversión.
Qué se puede cambiar
La posible reconversión incluye la adecuación a estándares sobre medidas y salubridad, que intentarían mejorar el estado sanitario de sus habitantes. Entre las medidas que se quieren instalar se encuentran la individualización de los animales que viven en el parque y un informe sobre las castraciones llevadas a cabo. Muchas veces éstas no se realizan por motivos médico sanitarios y sólo se hacen para constituir al animal como un objeto vendible, ya que al envejecer no son funcionales a los parámetros estéticos comerciales del parque zoológico.
La idea de las autoridades es el cierre definitivo de un lugar que no cumple ninguna función educativa ni concreta, ni tiene una razón social que exprese que se justifique su existencia.

Cautiverio, una muerte lenta
Los animales que viven en cautividad, con independencia de si han nacido en cautiverio o en estado salvaje, sean animales criados en laboratorios o granjas de producción, presentan una serie de trastornos como estrés, tristeza, inapetencia, claustrofobia y otros, que se engloban en una patología denominada zoonosis.
Los animales sufren diversas patologías, entre ellas sexuales, como atrofia sexual o hipersexualidad. Es casi inevitable que presenten trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa o la pica, que consiste en alteraciones mental de la conducta alimentaria, que genera un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como tierra, tiza, yeso, pegamento, ceniza de cigarrillo, papel o cualquier otra sustancia sin valor alimenticio.
En el hábitat natural no ocurre
Un comportamiento anormal es el síntoma más común, algunos presentan movimientos repetitivos (deambular de un lado a otro o en círculos), balanceos, sacudir la cabeza constantemente o doblar el cuello de forma extraña y poco habitual.
Autolesionarse (morderse patas y cola, arrancarse el pelo, picotearse, golpearse la cabeza contra un muro o los barrotes, hasta el extremo de producirse mutilaciones o heridas), morder los barrotes de la jaula, presentar movimientos anormales con la lengua, coprofagia o sea la ingestión voluntaria de heces, vómitos constantes, y más trastornos.
El 80% de los animales que viven en cautiverio presentan alteraciones que son producto de determinadas condiciones bases.
Especie en extinción
El portal People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) detalla con conocimiento de causa las innumerables vejaciones y consecuencias que sufren los animales en cualquier tipo de cautiverio.
Los zoológicos se desarrollaron en una época en que la televisión tenía 4 canales en blanco y negro y los viajes a lugares exóticos eran poco viables para la mayoría de las personas. En la actualidad, los amantes de la vida salvaje pueden subirse a un avión rumbo a un safari fotográfico o incluso ver por televisión documentales sobre la naturaleza animal, que logran capturar sus comportamientos y su belleza, con amor y respeto.
No existe ninguna razón para mantener en jaulas a animales inteligentes y sociales, para una efímera distracción y entretenimiento. Recursos financieros, incluyendo subsidios, suelen desperdiciarse en tiendas de obsequios y paseos, en lugar de gastarse en mejorar las condiciones de las instalaciones.
Los zoológicos saben que nada atrae más visitantes que un animal recién nacido, por esto los animales adultos (menos adorados por las multitudes) periódicamente se intercambian, se ceden en préstamo y se venden, ya que no son la imagen que se desea mostrar al visitante.
Estos animales no deseados también terminan encerrados en predios de caza, donde se convierten en blancos de los cazadores convertidos en jugosos clientes, deseosos de un tener la oportunidad de matar. El comercio de mascotas exóticas se ha visto saturado de especies que luego terminan muriendo por su inadaptación a donde se los lleva. Otros animales simplemente son vendidos para engrosar mataderos.
Vulnerabilidad creciente
Por su propia naturaleza, los zoológicos se vuelven vulnerables. Muchos animales han muerto después de ingerir monedas, bolsas de plástico y otros objetos arrojados a sus jaulas. Otros suelen ser golpeados, apaleados y hurtados por personas que lograron tener acceso a sus instalaciones. Ante desastres naturales como inundaciones, incendios o huracanes, los animales suelen ser abandonados a su suerte y los empleados no tienen plan evacuar el predio.
La concepción misma del zoológico como un emprendimiento comercial, es lo que genera estas condiciones de cautiverio y provoca conductas distorsionadas en los damnificados. Se atenta contra los derechos del animal, a vivir a su manera y en su hábitat natural.
Animales por TV
Discovery Channel, National Geographic y Animal Planet, son tres de las opciones audiovisuales que desde el auge de la producción documental muestran con una mirada profesional, artística y humana, la vida de animales salvajes o domésticos. Intentar que un niño conozca la riqueza de la fauna terrestre con imágenes de encierro, deterioro, y sufrimiento, de aquellos con los que se intenta empatizar, es una contradicción fatal, inmoral e injustificable.