Juan Diciervo: «En Argentina hay dinero pero no hay mercado»

Por Bárbara Guerschman ([email protected])

Edición: Florencia Romeo ([email protected])

¿Cómo se crea una obra de arte? ¿En qué medida influyen en esta creación la inspiración, la creatividad y la técnica? Son cuestiones que se plantean no sólo quienes la producen sino también quienes realizan objetos de diseño como es el caso de las lámparas del arquitecto Juan Diciervo, hijo de artistas. Lámparas a las cuales Diciervo se refiere también como «cosas a las cuales les pongo luz».

Estas son cuestiones presentes en la película ‘Pollock’ (2000), dirigida y protagonizada por Ed Harris, en la que personifica al pintor estadounidense y su empeño por insertarse en el mundo del arte moderno, a mediados del siglo XX, transitando el pasaje entre un estilo figurativo a uno abstracto hasta finalmente desarrollar su característico goteo, estilo que consistía en colocar un lienzo sobre el suelo y verter hilos de pintura sobre él.

En ese empeño lo acompañó su mujer, la pintora Lee Krasner. En una escena de la película, ella contempla atenta un cuadro de Pollock, y le plantea «¿qué estás haciendo? no es cubismo, ¿es asociación libre? ¿experimentas con surrealismo? «. Algo fastidiado, él calla para finalmente replicar: «yo sólo pinto, Lee».

El camino a la luz

«Yo sólo hago cosas a las cuales les pongo luz», señala Juan Diciervo y en diálogo con El Café Diario cuenta cómo llegó a producirlas.

¿Cómo llegó a crear lámparas?

Siempre fui muy inquieto y llegué a hacer lámparas de casualidad. Estaba en un estudio de arquitectura trabajando, no había laburo y me puse a hacer mesas, sillas y objetos con una impronta escultural muy marcada. No era la típica mesa o silla. Digamos que no pensaba como un diseñador industrial, sino más como un arquitecto o un artista.

Quería ver plasmado enseguida lo que dibujaba o planeaba. No me acuerdo honestamente cómo llegué a la primera lámpara, fue una búsqueda de objetos. Sigo haciendo lo mismo, sólo que con un poco más de experiencia. Ya hace 25 años que hago esto, que es bastante lúdico.

Modelo Burguesa A.

¿Qué significa lo lúdico para usted?

No invento nada, yo juego todo el tiempo con las formas, pongo y saco. Es una búsqueda en la cual no descanso y pienso todo el tiempo. Una lámpara está gran parte del tiempo apagada. Quiero que sea algo lindo apagado y, si cuando lo prendés te sorprende, mejor.

Todo lo contrario a los patrones de un diseñador industrial que debe producir tantas series. Nunca pude hacerlas de esa forma, aunque lo intenté durante algunos años, pero me aburría. Además, no hay mercado ni clientes para sostener todo ese tipo de costos.

¿Cómo es ese proceso creativo lúdico para realizar estos objetos que tienen luz?

Es caótico, explosivo, no hay patrones. Por mi naturaleza, estoy todo el tiempo diseñando, hago formas todo el tiempo, que plasmo en una lámpara. Voy haciendo varios proyectos en paralelo. Hago una maqueta de una lámpara y la tengo ahí. Luego hago otra y otra. Después la termino de definir o la aborto.

Normalmente, lo que hago es deconstruir una forma todo el tiempo y la vuelvo a componer. A veces me copio a mí mismo, rompo y descompongo una forma, de la cual siempre sale otra cosa novedosa que me gusta.

¿Cómo diseña los objetos, teniendo en cuenta que en un momento están apagados y en otros tienen luz?

Que esté encendido es un adicional, un plus y una sorpresa. Pero cuando está apagado, pienso en un objeto lindo que esté acorde a tu casa.

Ya sé que es una lámpara, que debe ser algo funcional y que cumpla en iluminar, pero me fijo mayormente en las texturas, los colores y materiales. No me gustan las cosas muy orgánicas sino las líneas simples y sencillas, ahí está la contundencia del objeto.

Haz lo que yo digo…

¿Qué lámparas usa en sus ambientes?

En mi casa tengo muy pocas lámparas mías, me gusta más bien verlas en otros lugares, eso sí me sorprende. A veces me decepciona verlas y otras veces lo contrario, me supera.

Eso ocurre cuando un cliente se acerca a mí buscando algo distinto y no le tengo que explicar nada. Es un diálogo que fluye de una manera gratificante. Cuando un cliente me interpreta y coloca la lámpara donde yo la hubiese puesto es un masaje al ego.

Por cómo describe su proceso creativo, parecería ser más parecido al de un artista.

Me cuesta mucho asumir esa definición, pero sí, tal vez soy más artista. Recién a los 50 años lo estoy asumiendo, porque me lo han dicho siempre.

«Vos sos artista, vos haces lámparas, vos no sos arquitecto», me dicen. Yo tengo una gran admiración por mi papá, que es artista. Al principio me quería despegar de esta condición pero después la acepté e incluso me aferré a ella.

Juan Diciervo, un ser de luz.

¿Acaso en la arquitectura no hay dimensiones artísticas implicadas?

Sí, sí. Lo veo en los grandes arquitectos, que hacen firuletes y, en realidad, son esculturas: Le Corbusier, Frank Ghery y Ludwig Mies van der Rohe.

Todo el movimiento del siglo pasado que me inspira fue insuperable en el arte y la pintura. Especialmente la Bauhaus, que no podés dejar de mirar. Cuando estudiaba tenía libros de este movimiento.

El mercado en la Argentina y el exterior

Hace un rato dijo que en Argentina no hay mercado. ¿A qué se refería?

Yo creo que sí hay dinero en Argentina pero no hay mercado, es muy chiquito y se centra en Buenos Aires. Por suerte, igual, ha cambiado un montón. Vender a Córdoba, Rosario o Mendoza ahora es más sencillo que antes. Por otra parte, y por suerte, se ha abierto bastante la gente y no ponen la típica pantalla de tela con un palito que yo no hago.

En otros lados del mundo hay producciones más grandes, lo cual significa que vos sabés que si sos italiano y no vendés la lámpara en Italia, la vendés en Checoslovaquia, Bélgica, Holanda y España. Hay empresas y hay movimiento.

¿Por qué cree que no se desarrolló el mercado en Argentina?

Por la idiosincracia y no porque no haya dinero o ideas. Talento hay por todos lados. Para mí, hay un montón de personas que hacen cosas buenísimas. A veces las empresas de iluminación, que son muy pocas, diseñan ellos.

Confían poco o no confían en un diseñador porque creen que lo pueden resolver ellos. Tengo amigos diseñadores que no viven de empresas sino que son independientes. No se pueden sostener hasta que hacen su estudio, su nombre y después los clientes los contratan directamente a ellos.

Modelo Arlequín Deluxe.

¿Usted vende al exterior?

No. Lo he intentado varias veces, pero te tenés que transformar, hacer otra profesión digamos. Es muy complejo, hay otras normas que rigen, por ejemplo, para instalar cables o realizar el cálculo de los costos.

Sí tengo gente que se ha llevado mis lámparas al exterior. Acá no trabajo por encargo. Por suerte, a esta altura puedo hacer lo que quiero. Siempre hice lo que pude y lo que tenía ganas, y ahora más.

Solo, en un frío cobertizo de su casa de campo alejada de la ciudad, Jackson Pollock contempla fijamente las maderas del suelo y comienza a lanzar chorros de pintura sobre el mismo.

Es el momento del film donde se advierte el inicio de su técnica, su forma de trabajar o meramente la inspiración. Como bien señala Diciervo, las formas de crear pueden ser o parecer caóticas para, finalmente, dar lugar a las lámparas o esos objetos estéticos, prendidos o apagados.