Por Lola López Quai ([email protected])
Iván Engels cuenta que todo comenzó con su trabajo relacionado a la telefonía rural. Esto, más su pasión por la fotografía, el campo y la provincia de Buenos Aires hicieron que creara un grupo de Facebook para compartir todo lo que descubría. Antes de avanzar, aclara que la difusión que realiza desde esa red social no tiene fines económicos y que sólo lo hace para que la gente conozca todos los rincones del interior de la provincia de Buenos Aires y sepa lo linda que es la provincia, con lugares detenidos en el tiempo. En esta entrevista, su historia.

Usted creó un grupo de Facebook llamado ‘Viajando por los pueblos de Buenos Aires’, que tiene más de cien mil miembros. ¿A qué cree que se debe este interés?
Es que después de mis viajes traía muchos relatos lindos de la gente de pueblo. Fotos y vivencias que en la ciudad no las conocemos. A cada persona que le contaba lo diferente que se vivía en estos lugares me decía: «tenés que difundir esta información, la gente tiene que saber que existen estos lugares tan bellos en nuestra provincia». Así fue que en 2015 creé Viajando por los pueblos de Buenos Aires. Arrancamos con 50 integrantes y hoy somos más de 100.000 personas.

¿Cuánto hace que viaja por la provincia?
Hace unos 10 años que comencé a hacerlo y a documentar estos lugares, aunque mi pasión venía de antes.
¿En qué consiste su trabajo?
Soy prestador de servicios de telefonía rural para una empresa muy conocida de telecomunicaciones. Me dedico a instalar y reparar teléfonos comunitarios gratuitos en pueblos donde no hay señal de celulares o son de acceso muy complicado. Estos aparatos son de gran ayuda, ya que en algunos casos son el único medio de comunicación que tienen los habitantes.
¿Cuántos pueblos ha visitado? ¿Y cuántos hay en Buenos Aires?
Hasta el día de hoy llevo más de 800 ciudades, pueblos y parajes visitados. Se calcula que hay 1.200 pueblos en Buenos Aires.

Cosas que no se negocian
¿Qué le dicen los habitantes de los pequeños pueblos cuando usted llega? ¿Hay algunos comentarios que sean los más comunes?
Son tantos los comentarios que solo mencionaré el más interesante. Mi pregunta hacia ellos es siempre la misma: «si te cambian un piso entero en pleno centro de CABA por tu rancho, ¿aceptás?». Y la respuesta es: «la paz no se negocia».
¿Qué le dicen sus conocidos sobre estos pueblos y su actividad?
Todos quieren ser mis copilotos y se ofrecen a cebarme mate. Los que aceptan subirse me dicen: «sos un loco por los lugares que andás» o «sos un genio llevando comunicación a estos sitios». Siempre digo que una cosa es verlo de afuera y otra es meterse en el medio de la nada, 30 o 40 kilómetros de tierra, por caminos que te sumergen en la Pampa bonaerense.

Buenos Aires, tierra adentro
Usted, en lo personal, ¿qué siente cuando llega a uno de estos lugares olvidados?
Muchas cosas: paz, armonía, felicidad. En algunos, tristeza cuando los veo abandonados… y mucha adrenalina en caminos complicados.
Más allá de que andar y andar era su sueño de niño, ¿por qué lo hace?
Hoy lo hago por trabajo, pero si el día de mañana no siguiera con este rubro, continuaría viajando por mi cuenta. Quiero llegar a todos los rincones de nuestra provincia.
¿Se iría a vivir a alguno de esos pueblos?
A muchos… Me iría al medio de la nada. Como les digo a todos: «¿ves ese molino allá a lo lejos? Bueno me iría ahí pero 30 kilómetros más adentro». Pero no es fácil, hay que dejar familiares, y muchos pueblos no tienen luz, ni gas, ni agua… Quizá pueda emprender algo en un futuro, cuando mis hijos sean más grandes.
