Por Majo Romero ([email protected]) y Gabriela Composto ([email protected])
El Huevo de Pascua simboliza la vida nueva. El huevo evoca inicio, renacimiento, esperanza y hasta fertilidad. Son los conceptos con los que se lo ha relacionado a través de la historia. La creencia procede de la mitología egipcia, con el ave fénix quemada en su nido y renaciendo después a partir del huevo en el que había cobrado vida.
Cuando se trata del Huevo de Pascua y su consumo, hay una tradición, lejana también, enfocada en la infancia, que se mantiene y se disfruta en familia. Debe estar cubierto con mucho chocolate.

Los primeros cristianos consideraban al huevo un símbolo del regreso de Jesús de entre los muertos. Con la cáscara como una tumba cerrada, cuya rotura representaba la resurrección. Durante la Cuaresma las reglas eran estrictas y no estaba permitido comer carnes, huevo ni ningún otro producto animal. Por lo tanto se los hervía y se guardaban para comer mas adelante. Y la Pascua, después de esa abstinencia, era la primera oportunidad para hacerlo, a modo de una celebración que marcaba el final del período de penitencia y ayuno.
Los primeros cristianos consideraban al huevo un símbolo del regreso de Jesús de entre los muertos…
Ya en la Edad Media, los huevos de gallina y de pato se pintaban de colores para participar especialmente a las niñas y a los niños, y para brindarles un momento de alegría y regocijo.
A partir del siglo XIX se empezaron a hacer huevos de chocolate, con algunas decoraciones y sorpresas por dentro. Especialmente en algunos países de Europa, como por ejemplo en Italia, donde se bendecían con anterioridad y el domingo se comían, compartiendo un momento familiar.
Una fecha cada vez más comercial
Hoy en día, y en varios países del mundo, continúa la tradición del Huevo de Pascua, aunque también se ofrecen diferentes figuras, de las que hay cientos de diseños. En estas fechas las pastelerías llegan con sus vidrieras decoradas con todo tipo de chocolates y colores. Pero cuando las marcas comerciales sacan a la venta su productos con precios excesivos y fuera del alcance del general de las familias, muchas de ellas, sobre todo cuando son numerosas, optan por comprarle producción a las y los emprendedores, haciendo un intercambio de buena fe.

Pasión por emprender
Ante la falta de trabajo generada por la pandemia, uno de los rubros más elegidos a la hora de emprender es la Gastronomía. Vender pastelería y/o comida casera.
Para quienes trabajan en Pastelería de forma independiente, la Semana Santa es una época excelente para aumentar sus ventas y llegar a una mayor cantidad de público. El Café Diario quiso conversar con emprendedoras que elaboran huevos de chocolate irresistibles en todas sus variantes y combinaciones.
«Hago trabajos personalizados a pedido y me enfoco en hacer realidad lo que tiene en mente la clienta o el cliente, utilizando materia prima de buena calidad…»
(Karina Sedani, de ‘Uglahika Chocolatería’)
Karina Sedani, de ‘Uglahika Chocolateria’, hace huevos artesanales y bombones desde hace ya varios años. «Hago trabajos bastante personalizados y a pedido. No me enfoco tanto en los típicos huevos rellenos, sino que hago realidad lo que tiene en mente el cliente, utilizando materia prima de buena calidad. Desde el chocolate, la decoración y las cajas, que son el toque final de presentación de cualquier producto de pastelería».
Junto a su hermana Valeria, quien se ocupa de la parte del marketing de embalaje desde ‘Dulcinea Candy Packaging’, funcionan a la perfección aún en fechas en las que la demanda aumenta de manera exponencial. «Con Vale nos complementamos muy bien en estas fechas especiales».

A diferencia de Karina y Valeria, Jacky Clavijo comenzó su emprendimiento hace poco tiempo, aunque con la misma pasión. «Para mí, hacer huevos de Pascua es algo especial; es hermoso tener la variedad y los modelos que me pidan, y ver felices a las y los clientes».
«Hacer huevos de Pascua es algo especial; es hermoso tener la variedad y los modelos que me pidan, y ver felices a las y los clientes…»
(Jacky Clavijo, empremdedora)
Para el catolicismo, la finalidad de las Pascuas no es esta tradición deliciosa, sino la celebración de la Resurrección de Cristo, compartir un momento en familia, hacer una reflexión interna y permitirse el paso de Dios para que renueve los corazones. Esto, aunque en la actualidad resulte casi imposible separar lo trascendental y lo celestial -sobre todo si se piensa en las niñas y en los niños-, del chocolate y sus sabores. ¿Qué sería de las sensaciones que proporciona esta festividad, sin ellos?