Por Mariana Maidana ([email protected])
Germán Orozco tiene 45 años, fue capitán de la Selección Argentina de Hockey Masculino (Los Leones) entre 2004 y 2007, ex entrenador de la misma entre 2018 y 2020 y paciente con Linfoma de Hodgkin en remisión desde 2000. Su curación dependió de un autotransplante de médula y quimioterapia. Tenía 23 años y estaba a punto de participar en los Juegos Panamericanos de Winnipeg en 1999 cuando le detectaron el linfoma.
Por este motivo, los médicos le dijeron que no era seguro que pudiera jugar de nuevo y que había mucha posibilidad de no pudiera tener hijos, pero meses después de vencer la enfermedad, disputó los Juegos Olímpicos de Sídney y además fue papá a través de inseminación artificial. Desde 2005 Germán es voluntario de Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA) y colabora activamente en actividades de difusión de la enfermedad.
En diálogo con El Café Diario, en un día muy especial en la República Argentina, relata su experiencia de ser padre después de pasar por la enfermedad.

¿Cómo fue el momento o qué sintió cuando le diagnosticaron Linfoma de Hodgkin y le dijeron que no iba a poder participar de los Juegos Panamericanos?
El momento en que me diagnosticaron el linfoma, la realidad es que fue duro. Te agarra incertidumbre. Esa falta de certezas venía de no saber si iba a poder seguir con mi vida normal porque yo tenía una amiga que tenía lo mismo y había cosas que ella no iba a poder seguir haciendo, como exponerse al sol, por ejemplo. También sabía que la enfermedad le había traído ciertas dificultades a nivel articular.
A mí me generaba la duda de si iba a poder seguir haciendo deportes normalmente. Cuando pude ya resolver esas dudas consultando con los médicos, el panorama cambió. A partir de ahí era ponerle la cabeza y enfocar todos los esfuerzos en poder recuperarme de la forma más rápida.
En ese momento en que le diagnosticaron esta enfermedad era muy joven y seguramente tenía la cabeza puesta en los Juegos Panamericanos, pero aun así decidió dejar sus muestras para la crio preservación. ¿Por qué? ¿En ese momento ya proyectaba tener hijos?
Sí, en ese momento tenía la cabeza puesta en los Panamericanos, pero por suerte también proyectaba. Eso me salvó porque me ayudó a seguir adelante.
En mi caso, siempre soñé con tener una familia y el tema de la crio preservación surgió uno o dos días antes de empezar el tratamiento porque la doctora me advirtió que tal vez no podría tener hijos de forma natural. Entonces fui sin dudarlo y crio preservé. Sobre todo, porque sabía que en un futuro iba a querer tener una familia.

¿En qué momento decidió usar esas muestras? Es decir, ¿hubo un acontecimiento especial que haya sido el impulsor para utilizarlas?
En realidad, fue cuando ya con mi esposa estábamos bien afianzados como matrimonio. Es por eso que pensamos en seguir proyectando y buscar esos regalos que te termina dando la vida. Porque me parece que todo termina pasando por algo. Siempre hay un para qué, y eso es una de las cosas de las que yo me preguntaba en ese momento.
O sea, no me preguntaba por qué me pasaba esto, sino para qué. Porque considero que de esas situaciones se sale siendo fuerte y proyectando, entonces es por eso que decidí ser padre. Por suerte, con el primer intento nació Juan Martín y ya eso nos empezó a despertar las ganas de que en algún momento íbamos a intentarlo una segunda vez para seguir agrandando la familia. Y ahí fue cuando vino Matilde.
Hoy, ya recuperado y siendo padre de 2 hijos ¿qué siente o qué le genera verlos crecer?
Ser padre de dos hijos y verlos crecer, me provoca orgullo. Uno le da más énfasis a lo que logró. La verdad es que me encanta compartir con ellos y con mi esposa. Hacer viajes y poder compartir muchos momentos juntos, verlos desarrollarse en sus actividades, tanto del colegio como deportivas.
Ambos juegan al hockey, entonces para mí es un orgullo porque saben que su padre atravesó por una enfermedad y pudo seguir haciendo deporte normalmente. Como padre, trato de inculcarles a ellos lo mismo que saqué de mis padres: los valores, el respeto, porque siento admiración por mis padres. Creo que son un gran ejemplo y trato de parecerme un poquito a ellos, aún sabiendo que no lo soy.

Trato de educar a mis hijos y llevarlos siempre por el buen camino. Para mí, tener hijos, y creo que para la mayoría de las familias que tienen hijos, es una cosa que te llena de orgullo, de satisfacción y de alegrías.
¿Qué les diría a las personas que actualmente están atravesando un trance por esta enfermedad o por otra?
Mi consejo siempre es no preguntarse por qué les pasa a ellos, sino para qué, ya que siempre uno puede seguir proyectando y saber que todo lo que viene va a ser mejor, muy bueno y va a poder disfrutar siempre muchísimo más.