Por Inés Tiphaine ([email protected])
El Observatorio ‘Mujeres, Disidencias y Derechos’ de las Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá), informa que desde el 12 de marzo, cuando se tomaron las primeras medidas de restricción, y durante el aislamiento en el marco de la pandemia por coronavirus, se han registrado 15 femicidios, 8 intentos de cometer otros y hay cinco casos más que están en investigación. En lo que va de 2020, se contabilizan 73 casos en total.
Los femicidios comprenden un acto de violencia extrema contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Ante el incremento de estos casos durante este período de restricciones, MuMaLá envió una carta al presidente Alberto Fernández para solicitar la implementación de un Consejo Nacional de Emergencia para abordar las violencias de género en este contexto.
“En el marco de las medidas obligatorias de restricción de circulación dispuestas para la prevención del contagio del coronavirus, señalamos que para la mayoría de las víctimas de violencia machista el hogar no es el lugar más seguro”, indica MuMaLá en el documento.
“La violencia hacia las mujeres es un hecho histórico y político, básicamente porque la vida social se asienta sobre la base de lo que llamamos patriarcado”, afirma Carolina Páez, referente de MuMaLá, psicóloga social y trabajadora de la Línea 148 de Neuquén para la atención, asesoramiento y asistencia de las víctimas.
La necesidad de un Estado presente
«Es necesario implementar a nivel nacional un plan de emergencia en materia de la violencia hacia las mujeres en el territorio argentino, aumentar la partida presupuestaria para la atención, fortalecer a los equipos interdisciplinarios que atienden a las mujeres. El Estado debe garantizar el acompañamiento a las mujeres al realizar las denuncias en caso de que lo necesiten”, agrega Páez.
MuMaLá ya había presentado un proyecto de ley en 2019 para declarar la Emergencia Nacional en Violencia de Género: “Emergencia Ni una Menos”. Allí se propusieron 14 medidas para el tratamiento de estos casos por parte del Estado, entre las cuales destaca la creación de equipos interdisciplinarios de acompañamiento a víctimas en el territorio nacional, y el aumento del presupuesto para el abordaje de las violencias de género.
“Es muy importante la tarea que debe realizar el Estado, lo que se haga en el seno de la sociedad por parte de los distintos estamentos de la sociedad. Se trata de atacar la violencia machista. Hay leyes sancionadas, como la 26.485 para la erradicación de las violencias hacia las mujeres, que tiene un apartado sobe la promoción y la educación de una sexualidad reproductiva responsable”, sostiene Silvia Ferreyra, también referente de MuMaLá.
Ferreyra agrega que el movimiento “está atento a los casos de femicidios” desde 2015, cuando se comenzó a realizar un registro. “Tenemos un promedio de entre 250 y 300 femicidios al año. Por eso consideramos necesario elaborar un proyecto de ley para declarar la emergencia nacional por violencia de género”, explica.
Cómo denunciar esta violencia
En estos momentos en los que las personas están en sus casas, es importante que se conozca la existencia de la línea 144, un número telefónico de emergencia donde la mujer puede realizar la denuncia además de recibir contención y asesoramiento en situaciones de violencia por razones de género.
El Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad lanzó la campaña del barbijo rojo durante la cuarentena por coronavirus. Las víctimas de violencia de género que se encuentran aisladas junto al agresor pueden acercarse a una farmacia o llamar por teléfono y solicitar un «barbijo rojo». Se trata de un pedido en clave para que el personal del lugar gestione la comunicación con la línea de asistencia 144. Algunas provincias no se han adherido a esta opción.
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“Puede suceder que las mujeres llamen a la línea 144 o se acerquen a una comisaría. Hay otras personas que pueden realizar la denuncia, como es el caso de las escuelas que puedan percibir alguna situación que esté sucediendo en el seno familiar y que tenga advertencia en el comportamiento de los niños», subraya Carolina Páez. «De ahí, deriva a algún centro de atención a las mujeres víctimas de violencia de género o a un centro de atención a la violencia familiar y allí es donde se despeja el caso», añade.
La psicóloga social detalla cómo funciona el proceso de la denuncia: “implica una evaluación psicosocial de las condiciones de vida de la mujer, de riesgo y de vulnerabilidad. Hay una evaluación de riesgo, la violencia tiene una graduación y distintos tipos. En algunos casos se trabaja en las sedes y, si es una emergencia, existen las guardias”.
“El Poder Judicial puede otorgar medidas cautelares a las mujeres para evitar la repetición de las situaciones de violencia por parte del agresor. Puede significar una orden de alejamiento o un botón antipánico”, puntualiza Páez.
El Caso Natalia Melmann

“No hay que crear nuevas leyes, sino proporcionarle una perspectiva real de género a quienes deben hacerlas cumplir. Las mujeres están en inferioridad de condiciones. Todavía reina el machismo y el patriarcado”, insiste Gustavo Melmann, el papá de Natalia, quien tenía 15 años cuando fue secuestrada, violada y asesinada en 2001. En 2002, tres policías fueron condenados a cadena perpetua, y hoy el juicio sigue pendiente.
Melmann afirma también que “erradicar la violencia de género hacia la mujer es un problema cultural. Para reducir la violencia hay que invertir recursos de dinero, gente capacitada y con dedicación todos los días, con equipos interdisciplinarios y acompañamiento a las víctimas”.