Por Lola López Quai ([email protected])
Cristian Desmarchelier es biólogo especializado en Bioeconomía y Biodiversidad. Pero ahí no termina la cosa, porque en algún momento varias ideas que le rondaban se unieron en su mente y así nació La Ciencia del Arte, «un proyecto que descubre el lado científico de algunas de las obras más destacadas de las artes» y que se puede ver en redes sociales. El Café Diario habló con él sobre esta interesante relación.
¿En qué consiste ‘La Ciencia del Arte’?
Durante mucho tiempo pensé -y creo que a mucha gente le pasa lo mismo- que el arte y la ciencia son dos universos separados. Que no había puntos en común. Pero con el tiempo fui descubriendo que no hay nada más alejado de la realidad. Creo que la primera experiencia fue en el secundario, cuando un profesor de matemática un día nos dijo: «la semana que viene empezamos con el tema límites, derivadas e integrales. Así que, por favor, lean ‘El libro de arena’ de Borges». Todos nos quedamos sorprendidos: ¿qué relación podría existir entre un cuento literario y la matemática? La respuesta era, el infinito.

«Durante mucho tiempo pensé, y creo que a mucha gente le pasa lo mismo, que el arte y la ciencia son dos universos separados, pero no hay nada más alejado de la realidad…»
Interesante…
A través de los años me volví a encontrar con algunos casos donde se cruzan la ciencia y el arte y un día me llamaron de Canal á para participar en una serie de charlas televisadas. Como mi formación es científica, me preguntaron si podría presentar un tema que fuera de interés para el canal -que tiene un alto contenido cultural- desde la perspectiva de la ciencia. Fue en ese instante que conecté todo. Inmediatamente respondí que sí y, sin dudarlo, dije que mi charla se llamaría ‘La Ciencia del Arte’.
En esencia, ¿cuál es el objetivo del proyecto?
Mostrar ese universo donde la ciencia y el arte se encuentran, donde prácticamente ambas son la misma cosa. Un lugar donde ocurre el asombro. Podría decirse que es la síntesis del proceso que se fue dando en mi mente, en forma casi inconsciente, durante tanto tiempo.
Estaba ahí, era cuestión de plasmarlo.
Todo estaba allí, en forma desordenada, sólo había que darle forma, pulirlo y contarlo. Por supuesto que también hubo mucha investigación en el proceso. Con Federico Palazzo -que es director de cine- evaluamos distintos formatos, y finalmente decidimos que la mejor manera de hacerlo sería a través de una serie de videos cortos, donde exploramos las artes a través de la ciencia. Yo siempre digo que con Fede hacemos buen equipo porque yo traigo el qué contamos, la idea o contenido, y él construye el cómo lo contamos, el formato.

¿El arte puede ser abarcado por la ciencia? ¿O viene de otro lado donde hay un punto en que es inasible?
Yo creo que el arte y la ciencia caminan de la mano. Cuentan que Neil Bohrs -uno de los padres de la física cuántica- esbozó el primer borrador de su teoría mientras contemplaba una pintura de Jean Metzinger, un pintor cubista de la época. Entonces, ¿fue el físico quien descubrió esta forma tan particular en que funciona el Universo? ¿O, simplemente, tradujo al idioma de la ciencia algo que ya había descubierto el Cubismo en forma inconsciente? Es lo que a veces llamamos «el signo de los tiempos», o cuando los pensamientos confluyen en una misma dirección de acuerdo con la época histórica.
La culpa es de la mente
¿Hay alguna relación con lo metafísico o espiritual?
Cuando comenzamos a transitar el proyecto descubrimos que sí. Sucedió cuando realizamos el video titulado ‘La culpa la tiene la mente’, en el que exploramos el rol de la neurociencia en la percepción del Universo en general, y de las artes en particular. Nos dimos cuenta de que era un campo tan rico para investigar que decidimos dejarlo para un proyecto futuro: ‘La Ciencia del Espíritu’.
Entonces, volviendo a este proyecto, ¿cuál es el concepto de arte que se maneja?
Creo que la principal diferencia entre arte y ciencia es que el arte nace del hombre y se proyecta hacia el Universo. La ciencia, en cambio, viene desde el Universo y se le revela al hombre. Ya lo dijo el Premio Nobel de Química Harold Kroto: «en la ciencia, el control lo tiene el Universo, mientras que en el arte, el control lo tienes tú«. En ese ida y vuelta hay un punto de encuentro, que es lo que intentamos descubrir en ‘La Ciencia del Arte’. Hay un terreno común y a veces hasta se hace difícil separarlos.
«Ya lo dijo el Premio Nobel de Química Harold Kroto, «en la ciencia, el control lo tiene el Universo, mientras que en el arte, el control lo tienes tú…»
¿Trabajan sólo obras clásicas y ya legitimadas?
No. También hay arte contemporáneo. Por ejemplo, la relación de la música con la matemática es muy importante. Viene desde Pitágoras y la escala musical, pasando por Bach y los palíndromos, y llega hasta la actualidad con los procesos estocásticos en las composiciones de Xenakis, el minimalismo en Philip Glass y algunas de sus derivaciones como el ambient con Brian Eno. Tratamos de cubrir todo el espectro.
¿Dónde entra la poesía en todo esto?
Me viene a la mente Edgar Allan Poe, con su ‘Soneto a la Ciencia’. Él es más conocido por sus ficciones, pero también le dedicó tiempo, por ejemplo, a la astronomía. De hecho, su última obra fue un ensayo titulado ‘Eureka’ donde propuso «hablar de lo físico, metafísico y matemático del Universo; de su esencia, origen y creación». Entre otras cosas, menciona la idea de que el Universo se originó a partir de una explosión de una única partícula primordial. ¡Se adelantó al Big Bang!

¿Qué reacciones despiertan estos temas en el público?
En general la devolución es muy positiva. El público te enseña. Por ejemplo, cuando ven un video te cuentan algo que vos no sabías, y es como la punta de otro ovillo. Salís a investigar un poco y resulta que tenés algo nuevo.
Música y ciencia
Hasta ahora, ¿cuál fue el tema o cuáles fueron los temas que provocaron mayor interés? ¿A qué cree que se debe?
El análisis de la música desde la ciencia. Supongo que es porque la música le gusta a casi todo el mundo y, como decía, la relación entre la música y la ciencia se repite mucho a través de la historia. Por ejemplo, siempre recibo comentarios de uno de los videos que habla sobre el cerebro de los bateristas. Creo que muy poca gente sabía lo que contamos allí, que el cerebro de los bateristas es distinto.
Estas cosas llaman mucho la atención. También está el tema de la inteligencia artificial y la robótica, y su papel en la composición musical. Por otro lado, interesan algunos temas con los que la gente se siente más identificada porque están muy presentes en la cultura popular. Por ejemplo, la cuarta dimensión y los universos paralelos, que aparecen en las novelas y en el cine de ciencia ficción, y no son otra cosa que teorías o ideas que provienen de la física.
‘La Ciencia del Arte’ estará en SciArt LATAM. ¿En qué consiste?
Es una iniciativa donde científicos, artistas y divulgadores se comprometen con la educación y divulgación de la ciencia a través del arte, como medio de comunicación y enseñanza. El colectivo está formado por más de 40 artistas, científicos y científicas de diferentes países de América Latina y el Caribe, entusiasmados y entusiasmadas por transmitir sus conocimientos mediante la fusión del arte, diseño y ciencia.
Realiza exposiciones que idealmente duran una semana, y en las que se hace una presentación del artista, y luego se muestran sus obras. SciArt LATAM presentará ‘La Ciencia del Arte’ este mes de junio. Se puede encontrar como @sciartlatam en Instagram, Facebook y Twitter.
En lo personal, ¿qué ha aprendido en este camino?
Por un lado, que algunos científicos están mucho más cerca del arte de lo que creemos. Por ejemplo el astrónomo Johannes Kepler, quien no sólo describió las órbitas elípticas de los planetas, sino que también tradujo las proporciones celestiales a una sinfonía musical. Por otro lado, muchos artistas se inspiran -de forma consciente o inconsciente- en la ciencia para crear sus obras.
¿Por ejemplo?
Borges escribió sobre universos paralelos, la física cuántica y el infinito. Pero cuando se lo señalaron, respondió que no se había dado cuenta, que él no sabía casi nada de física o matemática. Bach literalmente transformaba estructuras matemáticas y geométricas en música. Picasso utilizó el hípervolumen -un concepto que se estudia en la física- cuando pintó su obra ‘Crucifixión’ (‘Corpus Hypercubus’). Los artistas plásticos Escher y Pollock utilizaban fractales en sus pinturas, que son estructuras geométricas que ni siquiera sabían que existían.
¿Y entonces?
Lo que aprendí al transitar este camino es que ya no me animo a afirmar que haya grandes diferencias entre las artes y la ciencia.