Una ciudad de China prohíbe tener tatuajes a los taxistas

Por Daniel Alejandro Vázquez ([email protected])

Al noroeste de China, en la ciudad de Lanzhou, capital de la provincia de Ganzu, los conductores de taxis han sido notificados este mes de una medida peculiar por parte del gobierno: la prohibición de lucir tatuajes.

Esta ordenanza nace a raíz de una campaña que busca mejorar la imagen de los taxistas locales, y tiene como objetivo que los pasajeros no se sientan incómodos al verles ciertos dibujos en el cuerpo

El comité de transporte de Lanzhou argumenta, sin demostrar evidencia, que “los  tatuajes grandes en los conductores pueden causar angustia a los pasajeros que son mujeres y niños”. Además,marca que “los conductores que ya tienen tatuajes deberían quitárselos en la mayor medida posible a través de procedimientos quirúrgicos”.

Aún no aclara la alcaldía de esta ciudad de qué forma sancionará a los taxistas a quienes se les descubran ilustraciones en su físico. Parte de las motivaciones de las autoridades es conseguir que los jóvenes desestimen este arte corporal, cada vez más popular y a la vez, estigmatizado. 

Los tatuajes grandes ya están aceptados ampliamente en la sociedad china.

Por su parte, personas consultadas acerca de este tema, conductores muchas de ellas, argumentan que es muy doloroso y caro retirar la tinta de la piel a través de tecnología, y que hacerlo deja cicatrices y manchas en la zona trabajada, además de requerir varias horas de trabajo.

Esta discusión sobre los tatuajes pone en evidencia un debate antiguo sobre el tema: mientras una porción amplia de la sociedad china ha aceptado este arte, un sector no menor aún lo criminaliza a base de prejuicios.

La cultura del tatuaje comienza a ser masiva en China a partir de los Juegos Olímpicos 2008 de Pekín. La influencia occidental anclaba entonces en la sociedad china, y deportistas famosos propios como el futbolista Chen Jie (jugaba en el Shandong Luneng en aquel entonces, hoy en el Chongqing Lifan) y la artista plástica y tatuadora Joey Pang, pionera en la técnica de pincelada que refleja las líneas de pintura del arte chino, a estilo acuarela, comenzaron a exhibirlos en televisión. El estilo de los minitatuajes surcoreanos penetraron también en la moda de los jóvenes chinos.

Changchun, una ciudad china en la provincia noreste de Jilin, ha emitido de igual forma su propia prohibición de tatuajes para los taxistas, con la salvedad de que simplemente les dijo que los cubrieran, no que tuvieran que recurrir a la tecnología para remover la tinta. Junto a esa sugerencia, se les indica que no fumen y que mantengan en buenas condiciones higiénicas sus vehículos. 

Joey Pang, pionera en la técnica de pincelada que refleja
las líneas de pintura del arte chino.

La criminalización del arte

A lo largo de la historia, los tatuajes han sido vinculados con actos delictivos.

En Japón, por ejemplo, los tatuajes han estado asociados por largo tiempo al crimen organizado. A la mafia Yakuza. La carga del prejuicio ha menguado en tanto y en cuanto las leyes han menguado sus regulaciones al respecto.

Hasta hace poco tiempo, en los baños públicos y termales se le prohibía la entrada a personas tatuadas por la sospecha de que pudieran estar vinculadas a pandillas. Sin embargo, debido a la gran cantidad de adeptos, se empieza a desestimar esta costumbre. Por otra parte, a partir de los resultados arrojados por estudios médicos diversos, se ha dejado de requerir una licencia médica para ser tatuador en Japón.  

Aunque en menor medida, Centroamérica es otro lugar en el que las pandillas llamadas Mara Salvatrucha utilizan los tatuajes como elogio a un líder de un grupo, o como otra forma de diferenciarse con otras bandas. La Mara Salvatrucha está vinculada a delitos de prostitución infantil, violación, narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestro, robo y asesinatos.  

Sin embargo, hoy el tatuaje parece algo ya incorporado en gran parte del mundo e incluso forma parte de la industria de la moda. 

Partido Comunista chino:  la moral y la censura

La moral tiene un lugar importante en el gobierno chino. Bajo este lineamiento, en noviembre de 2016  se aprobó una ley sobre el cine que prohíbe los contenidos considerados perjudiciales para “la dignidad, el honor y los intereses del país” .  

La industria cinematográfica china editó las escenas más brutales de la batalla culminante entre Leonardo DiCaprio y Tom Hardy en El renacido. También cercenó los fragmentos de contenido homosexual que aparecen en Green Book, una amistad sin fronteras y en la película Bohemian Rhapsody sobre la vida de Freddie Mercury. Las escenas de besos entre hombres y el consumo de drogas fueron eliminadas sin miramientos. 

Además, como no hay clasificación de contenidos como sí existe en Estados Unidos o Latinoamérica, califican a partir de Apto para niños de 12 años.  Por otro lado, a series como Juegos de Tronos, al llegar al país se le eliminan las escenas de sexo, lo que provoca que la continuidad de las escenas sea incomprensible y que se pierda el hilo de la trama. 

China lleva al extremo la censura al punto de “infantilizar al país” cuenta Rae Fan, una universitaria de 22 años en la región sureña de Guangxi en China. Algunas de sus películas favoritas estadounidenses y surcoreanas han desaparecido de las plataformas locales de emisión en continuo. «El propósito de este tipo de control es garantizar que todo el mundo comparta los valores dominantes». «Será más fácil controlarnos», afirma Fan

El gobierno chino causó revuelo en 2017 y 2019 con su decisión de difuminar a través de los censores de televisión imágenes de tatuajes, los escotes y los aros usados por los hombres con el fin de que no se vieran tan femeninos frente al público. Además, los directivos de los deportes chinos ordenaron a los futbolistas con brazos tatuados que usaran manga larga durante la Copa Asiática en los Emiratos Árabes Unidos el año pasado.

El Partido Comunista de China busca inculcar en su población los llamados «valores socialistas principales»: patriotismo, armonía y civilidad. Y ha intensificado la búsqueda con el paso de los años. Así, se busca suprimir el contenido que fomenta la devoción por el dinero, el hedonismo o el individualismo. El tipo de material que apenas hace unos años era aceptable, ya no lo es.

De esta forma, ya en 2001, a través de su Comité Central, el Partido promulgó el Programa de implementación para la construcción de la moral ciudadana, que brindaba una guía importante para fortalecer la construcción de la moral cívica en las condiciones de la economía de mercado socialista.