Cine: el insólito e histórico concierto de Bill Evans en la ciudad de San Nicolás

Por Guillermo Tagliaferri ([email protected])

Edición: Florencia Romeo ([email protected])

En 1979, el músico estadounidense Bill Evans, uno de los mejores pianistas de jazz de toda la historia, brindó una serie de conciertos en Argentina. Uno de ellos fue en la ciudad bonaerense de San Nicolás, generando una disparatada situación: ante la escasa venta de entradas, se unió su concierto con la elección de Miss Invierno.

Bill79 es la película nacional que recuerda aquel insólito viaje de Evans a San Nicolás, inspirado en hechos reales, y que retrata la personalidad del músico, su adicción a la heroína y al alcohol, el impacto causado por los suicidios de su esposa y de su hermano, y su fuerte vínculo con sus dos músicos y su manager, personajes importantes de la película.

Un hecho curioso de Bill79, que se estrena el 11 de mayo en los cines, es que está hablada en inglés, con acento y giros estadounidenses. En algunos momentos remite a la nostalgia con imágenes, en blanco y negro, de sucesos de aquel año: la pelea por el título mundial del boxeador Víctor Galíndez y el llanto de una pequeña Andrea del Boca en una de sus novelas. 

Jazz, piano desafinado, drogas, muertes, recuerdos, whisky y empanadas. En un pueblo similar al de su infancia, lo imposible y lo cierto colisiona en Evans. Bill79 –guionada, producida y dirigida por Mariano Galperín– tiene como protagonistas a Diego Gentile, como el conflictuado Bill Evans, y a Marina Bellati en el papel de Susan, la manager. Marcelo Xicarts es Carlos, el empresario argentino que contrató a Evans, un simpático chanta y el único que habla en un inglés con mala pronunciación y algunas palabras inexactas.

Pocos meses de su paso por los escenarios argentinos, Evans falleció, a los 51 años, consecuencia de sus excesos. 

Luego de presenciar el preestreno para la prensa, El Café Diario recogió los testimonios de Galperín, Gentile y Bellati. 

Diego Gentile, Mariano Galperín y Marina Bellati, los protagonistas y el director del film Bill79.

Gentile, alias Evans

¿Qué puede decir de Bill79?

Es una gran apuesta del cine nacional, filmada en contexto pandémico y que no se nota, eso es genial. Es una película de época, hecha en un tiempo particular y con una anécdota como punto de partida, de una visita de Bill Evans. Lo llevaron a San Nicolás, no vendió entradas y lo pusieron a tocar en un concurso de belleza. Es como un gran viaje iniciático de despedida de este personaje. Es muy poética y van a ver actores acostumbrados a verlos haciendo una cosa y ahora otra totalmente distinta.

¿Cómo fue interpretar a este personaje tan especial? 

Siempre es delirante hacer personas y no personajes, por más que uno encare desde la fantasy de la ficción. Pero hay algo, que es un referente muy claro. Es la tercera persona real que me toca hacer y es muy loco. 

¿Escucha jazz, es un estilo musical que le gusta?

A mí me gusta mucho el jazz, particularmente cantado, y con voces femeninas. No lo tenía tanto a Bill Evans. Cuando surgió esta película, me compré sus cedés, obviamente. Fue muy conmovedor, pero quizás más que por hacer de Bill Evans, fue como el gran regreso al oficio post pandemia. Queríamos salir a contar esta historia, teníamos tiempo acotado y la historia estaba buenísima. También el equipo estaba buenísimo. 

Y encima interpretando a semejante personalidad, ¿no?

En este caso fue Bill Evans, una persona impactante en la cultura mundial. Pero si hubiese sido Jorge de Monte Chingolo, iba a salir con la misma voracidad a hacerlo porque era salir de casa, dejar las facturas y reencontrarme con el oficio y los compañeros. No es que me ponía esa presión hacer a Bill. 

Una escena de la película: Evans, sus músicos y su manager rumbo a San Nicolás, a bordo de un Torino. 

¿Cómo fue ponerse en la piel de Evans?

Hice lo que me pedía el personaje, lo que hablamos con Mariano. Tengo algo más expresivo en mi forma, y acá interpreto a una persona apagada, en viaje cuasi de despedida de lo vital. Era un desafío, algo que me daba muchas ganas de contar de esa forma. Para mí era muy rico desaparecer en otra forma, era un desafío, pero me daba muchas ganas de encararlo. Después, cuando vi la película, tenía la misma sensación que mientras la hacíamos. Era un gran viaje iniciático, epifánico, para morirse, era el comienzo para terminar. 

Galperín, el director y su proyecto

¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

En realidad, no quise hacer la película por Bill Evans en sí mismo, sino por la historia que sucede, que es increíble. Y para colmo de suerte tiene a Bill Evans como protagonista. Más que nada, para empezar, me cautivó la historia increíble y casi imposible pero cierta y que sucedió. A través de la historia con Bill, su trío y su manager, se armaba una cosa que no podía resistir a hacer. 

Precisamente, la manager tiene mucha influencia, ¿qué investigó sobre ella?

En la vida real trabajó con él durante diez años. Bill estaba en un pozo depresivo muy grande, por los suicidios de su mujer y de su hermano, y la manager lo levantó bastante. Siempre hablábamos con Marina (Bellati) sobre esa relación profunda, que ella lo que hace es cuidarlo, lo cuida más de lo que se cuida él a sí mismo. Que después Bill decida no querer cuidarse es otro tema.

¿Qué le agrega a la película que los diálogos sean en inglés?

No sé si necesariamente le agrega, en realidad creo que le restaría si estuviera hablada en español. Cuando ves una película de los romanos hablada en inglés es algo que no termina de cerrar. Me pareció entonces que, si tenía a Bill Evans, su trío y su manager en Argentina, tenía que ser hablada en inglés. No lo dudé en ningún momento. De algún modo le metimos toda la argentinidad posible en cada rincón que tuvimos. Cuando elegí el proyecto, ya sabía que tenía ser hablada en inglés. 

Hasta el acento americano está bien logrado. ¿Se trabajó mucho para conseguirlo?

Buscaba ese tono norteamericano, no quería que Bill Evans sonara con acento argentino. Sabía que si era necesario las voces de los actores iban a ser dobladas por norteamericanos. Grabamos en fonética para los que menos sabían. Con Marina no fue necesario porque habla muy bien en inglés. Tuvimos desde los ensayos un coach norteamericano, porque por ahí escribís una frase con argentinismos y cuando la traducís al inglés no se entiende; pasa con muchos dichos. Ese coach nos puso muy bien en caja, no solo con el idioma sino también con la curvatura de las palabras. Hay varios diálogos en español, también están. Buscamos que sea lo más perfecto posible.

Al hacer el casting, ¿priorizó que los actores y actriz dominasen el inglés?

No. La filmamos durante la pandemia y cuando escribí el guion, que fue un proceso bastante largo, no estaba pensando en los actores, sí en los verdaderos personajes. Por ejemplo, me imaginaba a Susan, la manager, miraba sus fotos y videos. Hicimos un casting bastante profundo, hasta que quedamos contentos. Con respecto al idioma, no era algo que priorizaba porque iba a ser doblada, no fijé si todos los actores hablaban inglés o tuvieran soltura con el idioma. 

¿Se la puede calificar de biografía? 

No, no quería una película de su historia, de su vida entera, sino poner esos flashbacks que estaban en su cabeza para conocer al personaje. Me gustó la idea de que fuera inspirada y no basada. Había como boyas distanciadas y había que unirlas con cosas, algunas son imaginadas y otras son ciertas. Hay una frase que escribí yo, y me pareció que la pudo haber dicho Evans: «Me es más fácil tocar que no tocar«, tengo amigos músicos y sé que piensan. 

No es una biografía, entonces.

No es una biopic ni mucho menos. Se me acercaba gente y me decía «conozco alguien que toca re Bill Evans» y yo les respondía que no buscaba alguien que tocase exactamente como Bill. Me parecía más para la película que la música fuese como una inspiración de jazz. Las partes que se ven sampleadas son de algunas notas de Bill Evans.

Incluyen hechos y protagonistas de 1979. ¿Cómo fue el proceso de investigación?

Es mérito de la dirección de arte, a cargo de Lorena Ventimiglia y Ana Chopi Casariego. Estuvimos muy atentos a todo, no queríamos equivocarnos en esos detalles. Era un tema para buscar con lupa. Buscamos que, al ver la película, la gente sienta que está en la época.

Mariano Galperín, Diego Gentile y Marina Bellati, tras la función de preestreno.

¿Cómo fueron los días de filmación en San Nicolás? 

Tengo que confesar que no estuvimos en San Nicolás. Es el mundo de la magia del cine, ja, ja. Filmamos en Exaltación de la Cruz, necesitábamos una ciudad pequeña y como era hace cincuenta años, no podíamos ir a un lugar con mucho tráfico. Y muchos interiores que en la ficción suceden en San Nicolás, los hicimos en Buenos Aires. El teatro, donde toca Evans, es el Margarita Xirgu.

Marina Bellati, la manager canchera

¿Qué le pareció la historia del concierto de Evans en San Nicolás?

Apenas recibí la propuesta y el guion, me di cuenta de que la anécdota es imbatible y, cuando sucede eso, te querés tirar de cabeza. Yo me acordé la vez que había estado en San Nicolás, en una gira con Lito Cruz hace un montón de años, y me habían comentado esa presencia allá de Bill Evans. 

Qué genial.

Me pareció fabuloso que Bill Evans hubiera tocado en San Nicolás, en ese concurso de belleza. Era muy atractivo todo. Hasta me mostraron el piano que tocó. Son de esas anécdotas que son reales, pero después se convierten en mito. 

¿Qué puede decir del papel que le tocó representar?

Susan, la manager, es una neoyorquina canchera, de vanguardia total. Bien del mundo del jazz y que cayó en este lugar del mundo. Encontró muchas piedras en el camino. Es fuerte el vínculo con su amigo, la película habla también de esa amistad, esa incondicionalidad, de cómo ella lo banca. No es la manager que rompe las bolas con los horarios. Es la que siempre está y lo quiere y lo respeta tal como es. 

Susan, la manager de Bill Evans, interpretada por Marina Bellati.

¿Estudió o investigó como trabaja una manager real?

No, para nada. No soy una actriz para nada metódica. Me invento. Por ahí hago cualquier cosa y no existe una manager así. Confío en el guion, en lo que está escrito y le aporto lo mío al personaje. Pero no tengo ni idea cómo son los managers, ni quiero saberlo.

Decía que habla bien el inglés. ¿Cómo fue la experiencia de usar ese idioma en una película nacional?

Lo del idioma lo sentí como una extrañeza, entre argentinos nos vinculamos en inglés. Con la barrera idiomática no tuve conflictos porque soy bilingüe y por eso no tuve conflicto con eso. Me ayudaba como actriz, porque no estoy acostumbrada, obviamente, a decir mis textos en inglés. Era raro, extraño. Fue un trabajo muy minucioso, en cada texto era buscar los detalles. El coach norteamericano era nativo de esa época, para no caer en tecnicismos de ahora.

¿Cuál es su vínculo con la música y con el jazz específicamente?

Soy muy melómana, escucho mucha música. Pero, prácticamente, no escucho música en inglés, sino mucha en español. Y el jazz no es mi taza de té. Me parece que en las películas es importantísima la música, pienso que es una herramienta fundamental en el cine para contar de una manera bella una historia. 

¿Qué puede agregar de la filmación y el proceso de Bill79?

El género que más consumo es el documental; me gusta, me encanta. El clima y el grupo de trabajo fue muy bueno, a veces puede parecer un cliché, pero lo digo todo el tiempo porque fue así. Trabajamos con mucha alegría, en ese momento estábamos todos con muchas ganas de trabajar, recién se estaban abriendo las puertas y la posibilidad de volver a filmar. Por eso había mucho entusiasmo colectivo, una gran alegría y compañerismo. Para mí, el cine no se puede hacer sin eso. 

Se desempeña en teatro, televisión y cine. ¿Qué destaca de actuar en películas?

Me encantan los tiempos del cine, son con los que más me identifico. Me encanta. porque me gusta la preparación, saber cuándo empieza y cuándo termina, poder charlar mucho antes. Me encanta el cine y meterme durante ese tiempo que es acotado, lo que dure el rodaje, contar esa historia, concentrarme ahí en eso. Diría que me gusta mucho, es lo que más me gusta. 

Afiche de Bill79.