Calentamiento global, la pandemia de las pandemias

Por Roberto Martínez ([email protected])

El COVID-19 marca un antes y después en la historia de la humanidad. Se trata de un punto crítico de restauración en la vida de la sociedad, que abarca aspectos sensibles. Salud, economía, socialización, comunicación. La mayor parte de las incógnitas a resolver que ha generado el coronavirus se enmarcan en el ítem de la salud. La mutación constante del virus. Su capacidad para revelarse a través de nuevos síntomas. La ciencia encuentra una motivación en cada pregunta para fraguar soluciones que ayuden a prevenirlo. Y mientras tarda en aparecer la vacuna infalible que acerque ese horizonte, la ciencia se plantea también otra pregunta. ¿Después de esta pandemia, vendrán otras?

Mientras multiplica las pruebas con fármacos, testea fórmulas nuevas, y rescata del ostracismo otras que habían sido cajoneadas, la ciencia se cuestiona si el calentamiento global es la razón oculta del desastre provocado por el COVID-19. Los epidemiólogos consideran que el carácter aún reciente del coronavirus (el Día 0 de su desarrollo es el 17 de noviembre de 2019, con la ciudad china de Wuhan como epicentro) evita que haya certeza en el diagnóstico.

Pero un paper desarrollado por científicos y publicado en Nature Reviews Microbiology, informa lo que nadie hubiera querido saber jamás. “Las pandemias pueden acentuarse en el futuro con la propagación de enfermedades infecciosas transmitidas en particular por mosquitos como el dengue, el chikungunya y la enfermedad por el virus del Zika”.

Al clima nunca se le ha prestado la atención que requería. la humanidad se dirige hacia un futuro conflictivo en materia ecológica»

Más expuestos que nunca

La Organización Mundial de la Salud ha tomado conocimiento de esta investigación e informa que es muy posible que el calentamiento global acentúe la propagación de enfermedades infecciosas ya que a medida que las temperaturas aumentan, los insectos de regiones cálidas se desplazan hacia latitudes más altas. Y al cambiar sus rutas migratorias, varias aves promueven también la generación de formas nuevas de virus, muy patógenas para las personas. «Dos mil millones de personas más pueden quedar muy expuestas al riesgo de transmisión del dengue en la década de 2080», anuncia la OMS.

Los mega incendios forestales. La desaparición incipiente de la selva amazónica por el efecto de las sequías frecuentes y la comercialización de sus territorios. La deforestación global a causa de la producción de biocombustibles. Las alarmas se han disparado. Al clima nunca se le ha prestado la atención que requería. Volcada al crecimiento económico y la evolución tecnológica, pero reactiva y desprovista de educación en materia de planificación, la humanidad se dirige hacia un futuro conflictivo en materia ecológica. «Es obvio que el clima, al modificar el comportamiento humano, influye en las epidemias», asegura el Dr. François-Xavier Weill, del Instituto Pasteur en París. Las condiciones de hacinamiento en sectores diversos multiplican y multiplicarán los riesgos.

En cuanto al contexto natural, el permafrost, capa geológica que permenece congelada, compuesta de hielo y materia orgánica, ha comenzado a derretirse a causa del efecto del aumento de las temperaturas. El informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sobre los océanos y la criósfera, subraya que el 70% de esa superficie es muy probable que se pierda de cara a 2100. La ciencia teme que en este proceso se liberen gases de efecto invernadero como el metano, y que eso contribuya a reactivar bacterias y virus desconocidos u olvidados.

Mucho más que opiniones

Intelectuales como Géraldine Schwarz, historiadora y periodista francoalemana, autora del best seller ‘Los amnésicos’, avisa que «el coronavirus es el ensayo general antes de crisis mucho más graves como la del calentamiento global». «Es una oportunidad para reinventarnos. La tecnología debe adaptarse a las necesidades del hombre, y no al revés», agrega Schwarz, quien observa que «de cara a lo que viene es necesaria una democracia muy sólida, porque superar estas crisis también dependerá del sentido de responsabilidad de los ciudadanos».

El coronavirus es el ensayo general antes de crisis mucho más graves como la del calentamiento global»

Géraldine Schwarz puntualiza, en un diálogo con el diario El País de España, que «debemos dejar de esperar siempre al Estado o a las entidades supranacionales, y enfrentamos a nuestras propias responsabilidades: si este sistema económico crea desigualdades sociales, si es devastador con el planeta y las personas, también es porque que lo alimentamos como consumidores, como contribuyentes y como votantes».

Mientras tanto, Jostein Gaarder, escritor noruego, Premio Nacional de Crítica Literaria, Premio Literario del Ministerio de Asuntos Sociales y Científicos por ‘El misterio del solitario’ y Premio Europeo de Literatura Juvenil, busca la interpelación en una entrevista concedida al diario La Vanguardia de Barcelona: «debemos cuestionar nuestro sistema económico, el capitalismo: ¿a dónde nos conduce? ¿funciona bien? ¿es un sistema preparado para afrontar la pandemia? ¿y otros desastres? ¿de qué modo trata la naturaleza de la que formamos parte? ¿es responsable del calentamiento global? ¿qué efectos nos esperan? El calentamiento global va a ser más letal que el coronavirus y, sobre todo, más irreparable. Deberíamos ver esta pandemia como un entrenamiento, una lección para aprender a ser más considerados con nuestro planeta».