Por Mariela Blanco ([email protected])
Durante la crisis argentina de 2001, una docente de la UBA junto a un grupo de voluntarios se pusieron en marcha para capacitar y apoyar económicamente mediante microcréditos a vecinos de las villas de la Ciudad Autónoma Buenos Aires. Hoy, a través de la ONG que conformaron, ya lograron que unas 15.000 personas salgan adelante. ¿Cómo es el proyecto que busca incluir en el sistema financiero a las poblaciones mas vulnerables? Marta Bekerman, presidenta de AVANZAR, lo explica en diálogo con El Café Diario.
¿Cómo y cuándo nació Avanzar?
Empecé a pensar en qué se podía hacer por los mas carenciados en 2001 y con mis alumnos de Ciencias Económicas de la UBA empezamos dando capacitación a los habitantes de las villas de emergencia de la Ciudad Autónoma y microcréditos. Porque crédito más capacitación se potencian. Comprobamos que mejoraba la calidad de vida de la gente que no tenía acceso a educación y al mundo del trabajo.
¿En qué áreas capacitan a las personas?
Hay capacitación en gestión, en costos, y en actividades profesionales como electricidad, reparación de celulares… Tenemos una gran demanda de peluquería y marroquinería. Después extendimos el proyecto a la gente en riesgo de calle. Fuimos a los hogares. Les dimos crédito y capacitación a quienes veíamos que tenían ganas de trabajar. Lo ampliamos luego a los refugiados, y finalmente empezamos a trabajar con la gente que está en libertad condicional y que necesita trabajar para reinsertarse en la sociedad.
Algo así como dar cañas de pescar en lugar de pescado…
Exacto. Esto no es un subsidio, ellos tienen que devolver el crédito. Les damos herramientas para generar capacidades. No es lo mismo generar capacidades que dar un subsidio, porque tienen que esforzarse. Tienen que traer un proyecto y discutirlo con nosotros. No damos crédito si el proyecto no está muy bien. El sentimiento de responsabilidad que se genera mejora la calidad de vida de las personas porque sienten que se les tiene confianza. Es importante que devuelvan lo que han recibido, para poder ayudar a otras personas. Hay un incentivo dinámico. El que entra en el sistema entra en una red de crecimiento y accede a créditos mayores a medida que va cumpliendo con su obligación. Incluso les damos para mejora de viviendas.
¿Cómo define este proyecto que ha creado?
Esto es innovación social. Sentimos la magia de tener una idea y llevarla a cabo. Tratamos de dar soluciones, un granito de arena.
Jorge, de la cárcel al café diario

Junto a su esposa montó un negocio de venta de café y pastelería ambulante. Se llama Jorge y está bajo el régimen de libertad condicional. Dentro de la cárcel le decían que la reinserción social era «muy difícil». Sin embargo, salió a golpear puertas. Hoy, se considera un emprendedor. «A mi señora siempre le digo que yo no tengo dinero, pero tengo la máquina de hacerlo; tengo visión de futuro y estoy abierto a los cambios”, dice con orgullo.
Fue fletero y electricista, también elaboró y vendió comidas, trabajó como personal de seguridad y en un kiosco, compró un fondo de comercio y puso un ciber en el barrio de Congreso. Pero en 2014 cayó preso. Según su relato, defendiendo en una pelea callejera a sus hijos adolescentes, hirió de muerte a una persona. En la actualidad vende de manera ambulante café a los comerciantes de la zona de Once.
Fidelina, embajadora venezolana

No necesitó de los cursos, Fidelina y su hijo están súper capacitados. Sin embargo, a la hora de empezar de cero tuvieron que dejar de lado -por lo menos por un tiempo-, sus títulos y conocimientos profesionales. Ella es abogada y periodista, también activista de derechos humanos y solicitante de refugio venezolana. Hace 2 años que está en Buenos Aires con su hijo de 18 años.
Vende Tequeños, un bocado de una masa de harina de trigo frita rellena de queso, un producto típico venezolano. Le dieron AR$8.000 de capital semilla, con el que compró una freidora y un freezer usado.
Abanderada del Tercer Sector
Marta Bekerman es Licenciada en Economía de la UBA, Master en Ciencias de la Universidad de Londres, ex investigadora del CONICET, profesora de la FCE de la UBA y Directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES) de dicha Facultad. Es la presidenta de la ONG AVANZAR, que brinda una salida laboral a los habitantes de los barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires.
Avanzar es una institución que enseña oficios y da microcréditos a los sectores más vulnerables de la sociedad. Marta Bekerman se inspiró en una crisis, la de 2001, la más grave a nivel social y económico que ha vivido la República Argentina en la era moderna. Marta materializó la sentencia que reza «cada crisis es una puerta a la oportunidad». Es fiel representante del llamado Tercer Sector, las personas que trabajan en pos del bien común por el mero hecho de tener conciencia social y compromiso genuino con sus congéneres. Personas que no se guían por intereses económicos ni esperan nada a cambio de sus gestos.
Marta Bekerman es una de esas personas que no pertenecen a la política acomodada/acomodaticia, ni han nacido en una cuna de oro para heredar todo lo que les ha tocado, sin esfuerzo. Se decidió a ayudar a quienes peor la estaban pasando; los pobres. Desde su fundación le han cambiado la vida a 15 mil personas y le brindan esperanza a varios millones más.