Por Omar Millalonco ([email protected])
Ariel Rapp, docente del Bachillerato Popular Alberto Chejolán, de la Villa 31 de Retiro, coloca, en diálogo con El Café Diario, el foco en la problemática de la escasez de recursos en el establecimiento escolar, en las dificultades que una escuela pública tiene para comenzar las clases, en la endeblez de su estructura edilicia y en lo que se vive en realidad a nivel social de cara a la pandemia de COVID-19.
«Hoy no existe la posibilidad de cumplir con los protocolos que plantea el Ministerio de Educación porteño que conduce Soledad Acuña. El lugar se encuentra muy deteriorado por la falta de presupuesto que la cartera educativa hizo sentir, y nos encontramos ante un problema muy grande para todos los integrantes que conformamos la escuela”, describe Rapp.
«Hoy no existe la posibilidad de cumplir con los protocolos que plantea el Ministerio de Educación porteño, que conduce Soledad Acuña…»
(Ariel Rapp, docente en la Villa 31 de Retiro, CABA)
Profesoras y profesores de este Bachillerato de Jóvenes y Adultos se han sumado a esta denuncia sobre las “pésimas condiciones del edificio», ratificando que no es posible retomar las clases presenciales.

Falta prevención para el regreso a clases
El Bachillerato Popular Alberto Chejolán funciona desde 2012 y son cientos de vecinas y vecinos de la Villa 31 de Retiro que lo asisten dado el vínculo emocional que los une a la cruzada educativa que lleva a cabo y al grado de compromiso y pertenencia que existe en el barrio.
La consolidación del establecimiento y la responsabilidad de su plantel docente para seguir en contacto con toda la comunidad educativa han logrado que el lugar pueda seguir funcionando y que sea reconocido por el Gobierno de la Ciudad.

Sin embargo, el retorno a clases se ve amenazado. Los docentes expresan que han advertido sobre la situación y los peligros que acarrea desde 2020, ya que en todo el año pasado no hubo acondicionamiento de los edificios escolares ni obras de infraestructura para prever una nueva vuelta a las clases. Además, dan a conocer que desde hace muchos años le reclaman atención al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y a la Subsecretaría de Integración Social y Urbana, sin que hayan podido obtener una respuesta ante la «gravísima situación».
«Las paredes se encuentran húmedas y llenas de hongos; el techo, además de no estar terminado, tiene una lana de vidrio tóxica, y hay un solo baño para medio centenar de personas, que no funciona correctamente…»
(Ariel Rapp, docente en la Villa 31 de Retiro, CABA)
En conjunto, exponen que en la actualidad el lugar no puede garantizar el distanciamiento social y el posible armado de burbujas: «las paredes se encuentran húmedas y llenas de hongos. El techo, además de no estar terminado, tiene una lana de vidrio tóxica y hay un solo baño para medio centenar de personas, que no funciona correctamente».
«En particular, en los bachilleratos que son exclusivamente para jóvenes y adultos no entregan ningún tipo de presupuesto, tampoco viandas, no facilitan dispositivos de conectividad, ni la conexión de los estudiantes y los docentes para garantizar las clases a fin de que la gente pueda continuar con sus estudios», subraya Ariel Rapp, quien lleva la cátedra de Historia en el Alberto Chejolán, cuyo plantel de educadores está integrado por un equipo de 30 docentes.
Enfatiza Rapp que la situación que atraviesan es «paradójica»: «el edificio de la cartera que maneja Soledad Acuña se encuentra justo enfrente de nuestra institución».
A las puertas de que la actividad escolar retorne masivamente, los maestros del Bachillerato Popular Alberto Chejolán de la Villa 31 de Retiro hacen un llamado a las autoridades para llevar adelante el ciclo lectivo: «le exigimos a la Ciudad que nos garantice por favor aunque sea un aula dentro del Ministerio de Educación porteño que funciona dentro del barrio».
«Le exigimos a la Ciudad que nos garantice por favor aunque sea un aula dentro del Ministerio de Educación porteño que funciona dentro del barrio…»
(Docentes del Bachillerato Popular Alberto Chejolán, de la Villa 31 de Retiro)

Educar y contener, una apuesta por el futuro
El barrio Güemes es uno de los históricos dentro de la Villa 31 y uno de los lugares donde la demanda de estudios es muy alta. El objetivo de seguir acompañando a las personas que desean seguir estudiando para concluir la escuela secundaria es una apuesta que se mantiene desde hace casi una década.
Ariel Rapp, profesor del Bachillerato Popular Alberto Chejolán, insiste sobre el rol que debe tener el Estado con estos espacios educativos: «instituciones como la nuestra vienen a resolver las demandas del barrio en muchos aspectos, por eso tenemos una labor muy importante».
«Las instituciones como la nuestra vienen a resolver las demandas del barrio en muchos aspectos. Y por eso tenemos una labor muy importante…»
(Ariel Rapp, docente en la Villa 31 de Retiro, CABA)
El docente destaca que otro de los pedidos que han elevado refiere a las viandas, porque también «pertenecemos a una organización denominada ‘Somos Fuego’, que funciona en el barrio, y tenemos un comedor al que asisten los y las estudiantes del Bachillerato en el marco de la emergencia alimentaria que estamos viviendo». Dicho comedor es sostenido por egresadas de la institución, quienes se han ido acercando a la organización ante la situación de crisis.
Si bien esta articulación dentro del barrio constituye un aporte, Rapp subraya que para funcionar correctamente necesitan que el Ministerio de Educación les dé el presupuesto que requieren.
El salario de los docentes, otra asignatura pendiente
Un reclamo adicional forma parte de la lucha del Bachillerato Popular Alberto Chejolán: el salario de los docentes. Los profesores y las profesoras que conforman los equipos pedagógicos, no cobran por realizar su trabajo, hecho que se desprende de la falta de presupuesto para la institución.

Más que enseñar y aprender
El Bachillerato cuenta con una cantidad de entre 50 y 60 alumnos que cursan en las diversas comisiones de la institución pese a los espacios reducidos.
El trayecto formativo concluye en 3 años, y los turnos tienen horario vespertino: desde las 18:00 hasta las 22:00, debido a que muchas de las personas que concurren son trabajadores y jóvenes a partir de los 18 años, que por uno u otro motivo no habían podido concluir sus estudios secundarios en tiempo y forma.
Es por esto que esta alternativa es una oportunidad para que los egresados puedan cursar alguna carrera terciaria o universitaria, en el caso de que deseen continuar con su formación.
La institución fue reconocida por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2015, junto a otros bachilleratos populares que conforman algunos barrios porteños y que poseen la misma lógica: no se trata sólo de enseñar y aprender, sino de que exista autogestión y se puedan solucionar las problemáticas para transformar el contexto.

El Bachillerato Popular Alberto Chejolán de la Villa 31 de Retiro apela a la bondad de la sociedad para recibir colaboraciones en este punto:
Caja de Ahorro en Pesos: 000000120203634707
CBU: 0290012410000036347075
Alias: BACHI.COMEDOR.DONAR.