Por Luján Gassmann ([email protected])
Después de años de luchas y campañas llevadas a cabo por las organizaciones LGBTTIQ, en la madrugada del 15 de julio de 2010 el Senado aprobaba la reforma de la Ley 26.618 de Matrimonio Civil. Argentina se convertía así en el primer país de América Latina en reconocer el derecho a casamiento entre personas del mismo sexo.
El artículo 2 de dicha ley, también conocida como de Matrimonio Igualitario, establece que “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”.
Hasta ese momento la sociedad argentina nunca se había permitido polemizar tanto sobre diversidad sexual, pero el activismo de las organizaciones LGBTTIQ supo introducir el debate en todos los frentes desde proyectos de leyes de unión civil hasta amparos y fallos judiciales.

Un largo camino recorrido
Fue largo el recorrido de la comunidad LGBTTIQ hasta lograr la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010. Antes de ese logro habían presentado en la década del 90 varios proyectos de ley de unión civil en el Congreso, sin lograr ser escuchados. En 2002 la Legislatura de Buenos Aires promulgó, después de muchas charlas y presiones de organizaciones como la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), una ley que estableció uniones civiles para parejas del mismo sexo.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se convertía de esa forma en la primera metrópoli latinoamericana en brindar ese derecho. Esta ley garantizaba algunos de los derechos de un matrimonio, como incorporarse a la obra social y visitas hospitalarias, pero no incluía el derecho a la adopción o la herencia. En distintas provincias del país se aprobaron después leyes similares.
Finalmente, en 2010 el proyecto de ley ya contaba con media sanción parlamentaria y el apoyo de la CHA, la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), y un sinnúmero de activistas y representantes políticos.
Cómo fue la sanción de la ley
El paso de una demanda particular a una popular permitió comprender que la igualdad se expresa tanto política como jurídicamente y en pocos meses las organizaciones LGBT habían logrado el apoyo de sindicatos, representantes políticos, organismos de derechos humanos, agrupaciones feministas, medios de comunicación, universidades y el ambiente artístico, entre otros.
César Cigliutti, presidente de la CHA, afirma que suele «recordar el debate previo en los medios de comunicación, en el Congreso y hasta con la Iglesia, y la guerra santa que les declaró el por entonces Cardenal de Buenos Aires Jorge Bergoglio, así como todas las presiones que hubo».
Cigliutti dice que fue una lucha muy intensa. «Estábamos abocados al ciento por ciento en eso, publicando estudios científicos, informes e investigaciones y aclarando la información que circulaba», afirma. El matrimonio igualitario logró que el movimiento de disidencia sexual y de género formara parte del debate y abriera ante el Estado el análisis sobre la igualdad de oportunidades.

«Gracias a la ley hoy tenemos parejas que tienen hijos, por distintos métodos, y también los divorcios, porque casarte te permite divorciarte. Las familias hoy están protegidas por la ley y lo logramos, está hecho, fue una gran conquista y eso nos ilumina el alma», asegura el entrevistado.
Proyecto de ley para travestis y trans
El presidente de la CHA afirma que ahora van por más ya que «estamos trabajando junto a las comisiones de la cámara de diputados en un proyecto de ley laboral a nivel nacional, de cupo travesti-trans. Sería una ley reparatoria con esa población en particular, porque el 90 por ciento vive la mitad que una persona heterosexual y el 70 por ciento se dedica a la prostitución, sin tener la posibilidad de elegir a que dedicar su vida, si estudiar o desarrollar su vocación».
Cigliutti afirma que otra ley que se debería modificar es la Antidiscriminación, la cual «aún no incluye la orientación sexual, la identidad de género y sus expresiones». En ese sentido, el entrevistado asegura que también se debe actualizar la Ley de Lucha contra el VIH Sida, «ya que el cóctel de medicamentos para su tratamiento trae consecuencias al cuerpo y sobre todo daña al hígado. Por lo tanto, debe incluir el tratamiento contra las hepatitis A, B y C, con disponibilidad de medicación que es muy costosa».
Pedido por las personas con VIH
En este sentido desde la CHA se está avanzando con esos reclamos así como con la propuesta de formar «un Consejo entre la sociedad civil y las personas que viven con VIH, en conjunto con el Ministerio de Salud de la Nación, para establecer las políticas sanitarias. Ya que nosotros sabemos las consecuencias que viven nuestros cuerpos y detectamos cuando hay necesidades de medicación o tratamientos», asevera su presidente. Y agrega: «nosotros somos militantes, elegimos este camino, en mi caso hace 36 años. Y lo que buscamos es construir una sociedad más igualitaria, que respete a la diversidad para que nuestra comunidad tenga los mismos derechos que el resto».
La sociedad ha evolucionado, aunque se debe admitir que aún existe discriminación. Los medios de comunicación y los poderes del Estado deben tratar cada tema con respeto, transmitiendo la información sin juzgar o cuestionar las elecciones personales de cada individuo. Así será posible avanzar hacia un pueblo más igualitario.