Por Fernanda Galarza ([email protected])
La historia sobre el movimiento independentista en México ha sido narrada por hombres que, con o sin intención, han dejado fuera generalmente a las mujeres. Si bien la participación femenina en la emancipación ha sido importante, la obra de a varias próceres del país ha sido borrada de la memoria colectiva.
Patricia Galeana, en ‘Lecciones de las mujeres en el México del siglo XIX y asignaturas pendientes’, revisa que pocas mujeres se han atrevido a cruzar límites, transgredir órdenes patriarcales y desafiar las tradiciones construidas para ellas en esa época. Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Bocanegra y María Ignacia Rodríguez, son algunas que se atrevieron a ir en contra de la cultura imperante, con lo que sufrieron consecuencias y el rigor del patriarcado.
De acuerdo a las investigaciones realizadas por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en 2003, se comprueba que, sin la participación de las mujeres, la independencia de México no hubiera sido posible. No obstante, la gesta de aquéllas aún se continúa relativizando.
La guerra y sus mujeres
El hecho dio inicio la madrugada del 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, en el actual estado de Guanajuato. La intervención de las mujeres fue importante. Fueron miles las que participaron en los combates, caminaron y permanecieron al lado de las tropas para alimentar y curar a los enfermos y heridos. Incluso muchas aportaron su dinero, cuidaron a huérfanos y huérfanas, sirvieron de informadoras y guías.

Fueron ellas quienes limpiaron la sangre derramada en las calles y casas de los pueblos donde sucedieron las batallas, además de arriesgarse a salir en busca de lo necesario para subsistir en medio del caos, como víveres, agua y ayuda.
No todas han sido reconocidas como merecen. Muchas continúan siendo olvidadas a pesar de haber muerto en medio del fuego cruzado, o fusiladas por los españoles. La época en la que se gesta el movimiento, son momentos en los que la igualdad de género, el respeto y la tolerancia hacia las mujeres distaban de la situación y el escenario actuales. La desvalorización de la actividad femenina tiene varias causas, entre ellas destacan la influencia de la iglesia católica, los roles tradicionales femeninos, el sistema político altamente excluyente y una cultura autoritaria y machista, que aún no termina.
El ‘olvido’ de la historia
De algunas solo se conocen sus apellidos, como González, Moreno y La Mar. De otras únicamente quedó registrado el lugar de sus actos heroicos. Son los casos de Soto la Marina, Huichapan, Manuela, Fermina, María, Tomasa, Luisa, Ana, Magdalena, Catalina, Gertrudis Jiménez, Juana Villaseñor, Mariana Anaya, Josefa Sixtos, Petra Arellano, Francisca Torres, Antonia Ochoa, Antonia Piña, María Dolores Basurto y su hija Margarita, Carmen Camacho, María de Jesús Iturbide, María Antonia García, María Andrea. Nombres reales de algunas mujeres poco conocidas que ofrendaron su vida por la independencia de México.

A través de relatos cortos, su recuerdo y el de sus acciones.
María Luisa Martínez de García Rojas
Apoyó con dinero, comida, armas y municiones, ya que tenía buena posición económica. Estuvo junto a su marido peleando hasta que en Erongarícuaro, Michoacán, perdieron la batalla y resultó prisionera junto con los hombres. Fue fusilada en el cementerio del pueblo. Cuando le tocó su turno, gritó con todas sus fuerzas: “¡¡como mexicana tengo el derecho a defender mi patria!!”. Acto seguido, se desplomó abatida por las balas.
Altagracia Mercado
Heroína de Huichapan, en el estado de Hidalgo. Con su dinero armó un pequeño ejército en cuanto se enteró de la lucha por la libertad, y se enfrentó a los realistas. En el fragor de la última batalla que libraba, aún habiéndose percatado de que sólo quedaba ella en pie, siguió peleando hasta que la capturó el enemigo. Su valor causó mucha admiración a los jefes españoles, que ordenaron que la dejaran en libertad diciendo: “mujeres como ella, no deberían morir.”
María Soto la Marina
Ayudó a las tropas del general Francisco Javier Mina, quien se había enfrentado al enemigo más poderoso, la sed, pues los españoles se habían apoderado estratégicamente del río. María, al darse cuenta, tomó dos cántaros y sin importar las balas enemigas comenzó a llevar agua para que tomaran los soldados insurgentes. Atravesó las líneas una y otra vez, sin importarle su seguridad, para que todos pudieran calmar su sed.
Manuela Medina
Nacida en Texcoco y llamada La Capitana, levantó una compañía de independientes, participó en siete acciones de guerra y viajó más de cien leguas para conocer a José María Morelos. Murió en 1822 por dos heridas que recibió en combate.
Gertrudis Bocanegra
Llevaba y traía recados, cartas, armas. En la etapa de resistencia de la guerrilla insurgente, Bocanegra fue enviada a Pátzcuaro con el propósito de ayudar a la toma de la ciudad por parte de los rebeldes, pero fue descubierta y hecha prisionera por el ejército realista. Sometida a tortura para que delatara a otros participantes de la guerrilla, esta mujer se negó siempre a dar información a los españoles. Finalmente fue enjuiciada y encontrada culpable de traición. Fue sentenciada a muerte, y ejecutada el 11 de octubre de 1817 en la misma villa de Pátzcuaro donde nació.
Leona Vicario
Financiaba con su propia fortuna la insurgencia. Hacía la labor de cartero de los insurrectos, a los que servía como espía en la Ciudad de México junto con otras personas de una organización secreta llamada Los Guadalupes. Fue apresada el 13 de enero de 1813 al ser descubierta su participación en las conjuras independentistas.

Josefa Ortiz de Domínguez
Conocida como La Corregidora, pudo advertir al cura Don Miguel Hidalgo y Costilla haciendo sonar uno de sus zapatos contra el suelo. El alcalde Don Ignacio Pérez escuchó el llamado y bajo mandato de ella, advirtió a Costilla que la conspiración había sido descubierta. Fue por ello que el párroco convocó al pueblo a levantarse en armas la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Fue condenada a recluirse en el convento de Belén de las Mochas, en Ciudad de México. En mayo de 1813, tres insurgentes disfrazados de oficiales del ejército virreinal, la ayudaron a escapar.
María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra
Mejor conocida como La Güera Rodríguez, fue una criolla que figuró en la sociedad colonial mexicana por su apoyo al enfrentamiento. Es considerada como un personaje emblemático de la Independencia, al mantener una relación amorosa con Agustín de Iturbide e impulsarlo a que llevara a cabo la liberación mexicana. Fue enjuiciada por la Inquisición, acusada de rebelde y adúltera, pero se defendió tan bien que fue absuelta por falta de pruebas. Rodríguez fue trasgresora de los deberes de las mujeres de su tiempo. Una feminista de élite.

que la conspiración había sido descubierta.
Acaba de conmemorarse el 210 aniversario de la independencia mexicana. A través del análisis de los escasos textos en los que se encuentra la vida, ideas, acciones y hechos que realizaron las mujeres en el movimiento, se puede afirmar que una gran cantidad de ellas desafiaron los modelos impuestos en el siglo XIX. Su participación fue activa al lado de los insurgentes, pero esto no parece ser suficiente para que sean consideradas heroínas de la historia. Merecen trato distinto, más allá de que muchos mexicanos honren su memoria como corresponde.