Por Gabriela Composto ([email protected])
Edición: Florencia Romeo ([email protected])
Streaming es una palabra a la que estamos acostumbrados, sin embargo no hace tanto tiempo que se incorporó al vocabulario cotidiano. Sin embargo, en el transcurso de este mes se cumplen diez años del estreno de ‘Stephanie’, la primera película en habla hispana que se transmitió vía streaming en alta definición.
Hasta ese momento, solamente algunos músicos se había atrevido a utilizar las plataformas digitales para divulgar su trabajo y el cine estaba muy lejos de hacerlo.
Pero eso cambio con la ópera prima de Maximiliano Gerscovich y su estreno, que se realizó simultáneamente en la plataforma Cuevana y enla web de la película.
Gerscovich, que obtuvo el premio a Mejor Director en el Festival Internacional de Cine y Video Independiente de Nueva York en 2005, charló con El Café Diario sobre la experiencia de arriesgarse a estrenar vía streaming y filmar ‘Stephanie’ íntegramente en HD, siendo uno de los pioneros en Latinoamérica.

¿Cómo fue la decisión de estrenar ‘Stephanie’ en ese formato, cuando el streaming no era lo que es hoy?
Fue algo que nos entusiasmó mucho porque sabíamos que estábamos abriendo un camino nuevo para el cine independiente. Estábamos innovando en una industria adocenada y atada a un modelo de distribución y exhibición creado hacía un siglo, y que necesitaba una renovación para dar lugar a la producción audiovisual inmensa que las nuevas tecnologías digitales iban a permitir realizar.
Hacía falta una actualización.
Sí, como había sucedido con la industria discográfica, que tuvo que reconvertirse, y que en aquel entonces obró de inspiración. Ver cómo bandas nuevas, autogestionadas, o incluso bandas consagradas como Radiohead subían su música a plataformas de Internet para que la gente pudiera escucharla sin intermediación de los sellos discográficos, fue alentador.
Cuevana era la plataforma estrella del momento. ¿Tuvieron dudas o aceptaron rápidamente la idea?
Nos enorgullece mucho haber sido la primera película estrenada en Cuevana, porque consideramos que ese trabajo monumental que hizo un chico prácticamente solo, como fue crear la primera plataforma de streaming de habla hispana, es un hito en la historia del cine en español. Haber formado parte de esa historia es algo que siempre vamos a agradecer.
¿De quién fue la idea?
La idea de utilizar a Cuevana como plataforma para linkear el video a la web de la película fue de Gastón Infantino, diseñador de la página, e inmediatamente se generó una sinergia muy generosa de parte de Tomás Escobar, que en ese momento era blanco de los ataques más arteros de la industria, ataques que se trasladaron a nosotros, acusándonos de poner el riesgo la producción profesional de cine.
La visión era diferente.
Sí y hoy, a diez años, el propio INCAA tiene su ‘Cuevana’ (CINEAR) y grandes compañías globales como Disney estrenan producciones en sus plataformas, como el caso reciente de ‘Get Back’, la serie/película de Peter Jackson sobre el material documental que filmaron los Beatles en 1969.

Los amigos jugando al póker, en todo momento mantienen una fluidez en los diálogos que es algo poco común en el cine argentino. ¿Hubo algo de improvisación o es todo guionado?
Toda la película fue trabajada en base a improvisaciones, tomando como referente el método que utilizaba John Cassavetes, en especial en películas como ‘Husbands’, en la que un grupo de hombres interactúan con la naturalidad que permite el no estar aferrado a líneas de diálogo. Eso no significa que prendimos la cámara y filmamos.
¿Cómo trabajaron la previa?
Antes hicimos con los actores un trabajo profundo de creación de cada personaje, armamos una carpeta en la que establecíamos parámetros, como el contexto de cada uno (social, profesional, grupal), su psicología, sus valores, actitudes, emociones, e incluso sus paradojas y contradicciones, además de su historia previa. Busqué cuadros de la plástica universal que reflejaran visualmente la personalidad de cada personaje para ayudar a los actores a construir personas con carnadura humana, tridimensionales, y evitar los clichés.

La conversación que mantienen, el tema que tratan, es tan actual que duele. ¿Fue difícil hablar tan crudamente de bullying cuando el tema recién estaba comenzando a ser visible en la sociedad?
Cursé la primaria en una escuela municipal de Villa Crespo, que tenía un nivel académico altísimo, superior al que tienen hoy los colegios secundarios. Era la década de 1970 y principios de la de 1980 y los códigos de convivencia entre los chicos eran otros, había una heterogeneidad social amplísima, desde chicos con casa en el country a otros que juntaban los vasitos de leche para llevar a su casa. En ese contexto, cualquiera y en cualquier día podía ser blanco de agresiones, sobre todo de grupitos contra uno solo, el denominado ‘punto’. Muchas de esas experiencias reales, de mi propia historia, las llevé a la mesa de póker de ‘Stephanie’.
Las agresiones existían…
Si bien no era muy agradable ese contexto de hostilidad, nos dio cierto temple que hoy está siendo reemplazado por una sobreprotección obsesiva, ya no de niños, sino de jóvenes, como sucede en las universidades de Estados Unidos con los llamados safe spaces, a los que considero extremadamente perjudiciales para las psiquis de esos estudiantes, y para la conformación de una comunidad sana.

‘Stephanie’ en perspectiva
Volviendo el tiempo atrás, ¿volvería a hacer todo de la misma forma o cambiaría algo?
En cuanto a la película, quizás ahora la haría menos críptica. Le daría una capa superficial de explicitación para que sea más accesible y entretenida para públicos no muy formados en formas de narrativa cinematográfica más sofisticadas que las estructuradas bajo las convenciones del cine clásico (como la linealidad temporal). Me refiero a películas como ‘El año pasado en Marienbad’ (L’Année dernière à Marienbad) de Resnais, que fue otro referente de ‘Stephanie’. Pero probablemente haciendo eso la arruinaría, así que mejor dejarla así como está.
Usted ganó un premio como Mejor Director por esta película. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue una palmada, una señal de aliento en un momento en que lo necesitaba mucho. Al no tener apoyo del INCAA, ni canales de TV ni fundaciones o coproducción del exterior, y al no haber hecho un producto que obedeciera los dictados de los programadores, lo que se espera (y se exige) del cine del mundo subdesarrollado, esto es: denuncia social o política, costumbrismo, postal local, se nos hizo imposible entrar en el circuito de festivales, principalmente de Europa. Pudimos inscribir la película en ese festival de Nueva York, de cine verdaderamente independiente. Y nos llevamos un premio, con lo cual nuestro grado de efectividad fue del 100%, je.

El film tiene casi 5 millones de reproducciones en YouTube y usted sigue dialogando e intercambiando opiniones con quienes le dejan comentarios. ¿Le interesa estar cerca del espectador? ¿Le sirve mantener ese contacto fluido para su trabajo?
Sin la menor duda, me interesa mucho leer y escuchar críticas, comentarios, lecturas de todo lo que hago, no sólo de cine. Incluso cuando no estoy de acuerdo con esas observaciones, siempre son puntos de vista de otros, eso nos permite salir de la visión uniforme del mundo que por definición nos proporciona nuestra subjetividad, no hay forma de aprender que no sea escuchando a otros, emulando lo mejor que nos ofrecen y, por supuesto, evitando reproducir sus errores.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Varios. Estoy difundiendo mi primer libro, editado en España este año por Editorial Caligrama, del Grupo Penguin Random House. ‘Asfixia y algunos cuentos’ es una novela corta y cuatro cuentos. Está disponible en todas las tiendas digitales para comprar en formato eBook o papel impreso.
¿Y el cine?
Tengo varios proyectos para hacer una película interactiva, con actores reales, un híbrido entre cine tradicional y videojuego, en el que el público puede tomar decisiones sobre el devenir de la historia.
¡No para!
No, ja, también tengo compuestos 10 temas para la grabación de un single y un LP con mi grupo de rock Indecible, y espero poder relanzar una red social audiovisual que se llamó Vidbead, que estuvo disponible como app entre 2014 y 2018. Quisiera poder renovarla con un nuevo nombre y darle una herramienta de comunicación a la gente que hoy tanto necesita verse y hablarse de forma remota.
La película ‘Stephanie’ se puede ver completa por YouTube, en el canal del Director Maximiliano Gerscovich.